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Inversión fija batió récord en el 2023 con alza de 19.7%

De la mano del ánimo por el nearshoring y de la construcción de obras públicas insignia, el alza del gasto en capital duplicó el avance del 2022; la mayor fuerza se observó en la primera mitad del año.

El año pasado el índice que mide la formación bruta de capital fijo tuvo un salto inédito de 19.7%

Del desánimo por la incertidumbre sobre las reglas para invertir en el país, al entusiasmo por las ventajas de México en la reconfiguración de las cadenas globales de valor. Durante los últimos dos años, pero marcadamente en el 2023, la inversión física tuvo un dramático cambio de narrativa.

El año pasado el índice que mide la formación bruta de capital fijo —como se conoce en el lenguaje de las cuentas nacionales a la inversión física— tuvo un salto inédito de 19.7%, de acuerdo con información difundida este lunes por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

Si bien este crecimiento se concentró, sobre todo, en el primer semestre del año, de forma acumulada más que duplicó el avance de 8% del 2022, cuando la inversión física todavía no conseguía recuperarse de las sendas caídas que sufrió en el 2019 y en el 2020.

Cabe recordar que la primera de estas, de 4.6%, coincidió con el nerviosismo que generó la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, en Texcoco, Estado de México.

La segunda, de 17.7%, fue reflejo de la pandemia de Covid-19, pero también sucedió mientras cambiaban las reglas del juego en áreas como la energía, en donde el gobierno detuvo la instrumentación de la reforma constitucional del 2013, con el propósito de devolverle mercado a las empresas estatales.

No obstante, con su desempeño del 2023, la inversión física no solo rebasó el nivel con el que empezó el sexenio, sino también quedó 11% por arriba del registro del 2016, que era el máximo histórico hasta la fecha.

Crecimiento desagregado

Este salto reflejó, casi por igual, la dinámica de los dos grandes componentes del gasto en capital fijo: el que se destina a maquinaria y equipo y el dirigido a la construcción.

El primero se expandió 18.5 por ciento. A su interior, la mayor influencia fue la de la maquinaria y equipo importado, que creció 21.6% —en coincidencia con la fortaleza del peso mexicano frente a su valor del 2022.

El mayor gasto en bienes de capital ocurrió en medio del entusiasmo por la expectativa de llegada de nueva capacidad productiva que se está relocalizando desde Asia para fortalecer las cadenas de valor en América del Norte.

En tanto, la inversión en construcción subió 20.8%, con un marcado acento en el renglón de obras del segmento no residencial, que creció un sobresaliente 39.2%, sobrepasando, por mucho, el avance de 1.8% en el rubro de obras residenciales.

Aquí destaca el impulso de la inversión pública en algunas de las obras insignia del actual gobierno, como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el Tren Interurbano México-Toluca o la ampliación del Tren Suburbano al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

Cierre de año moderado

El buen desempeño de la inversión fija se concentró, sobre todo en el primer semestre del año, lo cual puede verse, sobre todo, con las cifras desestacionalizadas del indicador.

Mientras que entre diciembre del 2022 y junio del 2023 el crecimiento del índice respectivo fue de 14.8%, entre junio del 2023 y diciembre del 2023, el avance fue de apenas 0.5 por ciento.

Otra forma de verlo: mientras que en la primera mitad del año se observaron crecimientos mensuales ininterrumpidos, en la segunda hubo caídas en septiembre (1.8%), noviembre (-1.7%) y diciembre (-0.02 por ciento).

Este menor dinamismo hacia el cierre del año coincidió con la paulatina finalización de algunas de las obras insignia del gobierno.

Buen ánimo en el 2024

El crecimiento de 19.7% de la inversión fija en el 2023 también rebasó significativamente la expansión de 4.4% del consumo privado y el alza de 2.6% de las exportaciones de mercancías, con lo que se constituyó como el componente más dinámico de la demanda agregada en el 2023 y, por el lado del gasto, del Producto Interno Bruto, que se incrementó 3.2 por ciento.

“El panorama de corto plazo sigue siendo positivo, esperando contribuciones relevantes de la construcción pública y privada”, opinó el Grupo Financiero Banorte en un reporte.

Para el banco, la inversión mantendrá un impulso importante en el primer semestre del 2024, gracias a los esfuerzos para concluir los proyectos insignia del gobierno federal y obras relacionadas al nearshoring.

octavio.amador@eleconomista.mx

Editor de Empresas y Negocios en El Economista

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