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La falta de chips afecta la fabricación de autos, computadoras, teléfonos y refrigeradores

Apple, Samsung, PlayStation, General Motors, Volvo, Toyota, Hyundai son algunas de las empresas que han suspendido la producción de productos o anunciado la postergación de nuevos lanzamientos debido a la falta de chips.

Foto: Reuters

Como muchos grandes problemas, este comenzó de a poco. Una señal de alerta en el reporte de una consultora. Un artículo en un medio especializado. La declaración de un ejecutivo como parte de una entrevista. Todas fueron señales que quedaron sepultadas en medio de la emergencia que supone la pandemia de Covid-19. Pero precisamente la pandemia y sus obligadas cuarentenas agravaron el problema: no hay chips. Los hay, pero no suficientes.

Siga leyendo, porque no es un problema tan lejano como podría parecer a primera vista. Apple, Samsung, PlayStation, General Motors, Volvo, Toyota, Hyundai son algunas de las empresas que han suspendido la producción de productos o anunciado la postergación de nuevos lanzamientos —sí, también en Sudamérica— debido a la falta de chips o circuitos integrados.

Esos cuadraditos hoy requeridos para programar desde el asistente de estacionamiento o los vidrios eléctricos de un auto, hasta las imágenes en una consola de videojuegos o el funcionamiento de un smartphone.

“Están en todo. No nos damos cuenta, pero incluso en autos como los que se producen en Sudamérica, que son de menor rango que los que se producen en Europa, por ejemplo, aun para estos autos ‘más básicos’ se requieren cientos de chips”, explica Carlos da Silva, director de Previsión de producción de vehículos ligeros en Sudamérica para IHS Markit.

El problema no son los chips en sí mismos, sino en los semiconductores que se necesitan para fabricarlos. Estos son la base sobre los que se construyen todos los sistemas electrónicos y computacionales, desde los más simples (en una cafetera o lavadora de platos) hasta sistemas de comunicación 5G, maquinaria industrial o inteligencia artificial. Son la base que acoge a los transistores, diodos, sensores y otros elementos que dan forma a lo que conocemos como chip o microchip.

Pero a pesar de que los semiconductores son necesarios para casi todo dispositivo en esta generación, su fabricación está concentrada en muy pocas empresas. Seguramente su computador tiene chips Intel o AMD, otras marcas conocidas son Qualcomm y Samsung. Apple también produce algunos de los chips para sus propios productos.

Pero todas estas empresas, también Google, Huawei, Nintendo, Sony, etc…, dependen de básicamente dos proveedores: la taiwanesa TSMC y Samsung, que controlan el 56% y 18% de la producción mundial de semiconductores, según datos de Statista al primer trimestre de este año.

Aunque ya desde 2019 había señales de alerta de cierta estrechez de suministro en la industria, una combinación de factores agravó la situación hasta convertirla en una crisis. La ola de frío en Texas obligó a paralizar la producción de una fábrica importante para el suministro en Estados Unidos. Un incendio paralizó una fábrica de semiconductores en Japón. Todo esto en medio de una pandemia, que paralizó parcialmente la producción en muchas fábricas, pero también provocó un cambio radical en la demanda.

La pandemia provocó una caída de 20% en la venta de vehículos a nivel mundial. Ante la menor demanda, que llegó a reducirse a la mitad en la primera mitad del año, la industria automotriz suspendió masivamente órdenes de microcontroladores. Al mismo tiempo, la demanda por computadoras (teletrabajo, educación a distancia), teléfonos, pantallas táctiles, smartphones y consolas de videojuego se multiplicó. Además, un estudio de McKinsey identifica una mayor demanda de chips para sensores para todo tipo de nuevos dispositivos como dispensadores de alcohol-gel o drones.

En un evento en Taiwán esta semana, el presidente TSMC, Mark Liu, además acusó el impacto del deterioro de las relaciones entre EEUU y China como un factor que agravó la crisis. Según Liu, ante la amenaza de sanciones de parte de EEUU, Huawei y otras empresas chinas duplicaron y triplicaron sus órdenes de semiconductores para asegurar su suministro.

Autos usados más caros

Sin duda la industria más afectada ha sido la automotriz. IHS Markit estima que entre enero y marzo se dejaron de producir 1 millón de vehículos debido a la falta de chips. Prácticamente no hay automotriz inmune a la crisis: Ford, GM, Volkswagen, Renault, Tesla, Honda, Nissan han cerrado plantas de producción temporalmente.

En Brasil, afirma Da Silva, el 80% de las plantas automotrices se han visto afectadas. La más damnificada es General Motors, que ha suspendido su modelo Chevrolet Onix al menos hasta mayo. Honda enfrentará demoras en el Civic.

Aquella industria no es prioridad de TSMC, para la que representa menos del 5% de sus ventas. Da Silva proyecta que en general, la industria debería ver normalizado su suministro de chips hacia el tercer trimestre, lo que significa que para las automotrices en Sudamérica la producción podría volver a la normalidad recién hacia fin de año.

Para los consumidores el impacto puede traducirse en mayores tiempos de espera. Al igual que los fanáticos de PlayStation, que prácticamente deben salir de cacería para conseguir una consola PS5, puede que la próxima vez que quiera comprar un computador, o un auto, deba esperar no dos semanas, sino seis u ocho meses para recibirlo. IHS Markit proyecta que esto elevará el precio de los autos usados, gracias a su disponibilidad inmediata.

Guerra geopolítica

Con el Internet de las Cosas y la revolución industrial 4.0 tocando la puerta, las grandes potencias han despertado a la gravedad de que una industria en el corazón de la era digital esté concentrada prácticamente en una empresa.

Cifras entregadas por Intel afirman que Taiwán (TSMC), Corea (Samsung) y China concentran el 80% de la producción mundial, seguidos por EEUU con un 15%, y la UE con 5%. La Unión Europea, China y Estados Unidos han anunciado planes para lograr la autosuficiencia en semiconductores.

Pero eso requerirá de millonarias inversiones. La consultora IC Insight calcula que los gobiernos interesados en destronar a TSMC y Samsung deberán invertir al menos US$ 30 mil millones por los próximos años. Ambas empresas, mientras tanto, se preparan para desplegar más de US$ 55 mil millones en inversiones para aumentar su capacidad, sobre todo en el desarrollo de chips de más alta tecnología.

Para los consumidores solo queda esperar que esto no se traduzca en un alza de precios. Pero, ojo, reportes de prensa especializada en Taiwán y China, en base a datos de IC Insight, proyectan que TSMC elevará hacia fin de año en 25% el precio de algunos semiconductores, incluyendo los que se requieren para las tarjetas gráficas de computadoras y smartphones.

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