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México recibe notificación de USTR para establecer panel del T-MEC sobre maíz transgénico

Tras recibir la notificación de Estados Unidos, la Secretaría de Economía aseguró que "se encuentra preparada para defender la posición mexicana ante el panel internacional" sobre la regulación del maíz genéticamente modificado.

REUTERS, X90065

La Representación Comercial de Estados Unidos (USTR) solicitó este jueves la formación de un panel de resolución de disputas con México relacionado con políticas biotecnológicas y el maíz al amparo del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Estados Unidos impugna las medidas establecidas en el decreto de México del 13 de febrero de 2023, específicamente la prohibición del uso de maíz biotecnológico en tortillas o masa, y la instrucción a las dependencias del gobierno mexicano de sustituir gradualmente -es decir, prohibir- el uso de maíz biotecnológico en todos los productos para consumo humano y para alimentación animal. 

En un comunicado, la USTR argumentó que las medidas de México no se basan en la ciencia y socavan el acceso al mercado que acordó proporcionar en el T-MEC.

Estados Unidos está dando el siguiente paso para hacer cumplir las obligaciones de México bajo el T-MEC”, dijo Katherine Tai, representante comercial de la Casa Blanca.

Tai consideró como fundamental que México elimine sus medidas biotecnológicas inconsistentes con el T-MEC para que los agricultores estadounidenses puedan seguir accediendo al mercado mexicano y utilizar herramientas innovadoras para responder a los desafíos climáticos y de seguridad alimentaria.

En contrapunto, en otro comunicado, la Secretaría de Economía de México replicó que se encuentra preparada para defender la posición mexicana ante este panel internacional y demostrar que la regulación nacional es consistente con los compromisos suscritos en el Tratado, a la vez que las medidas impugnadas no tienen afectaciones comerciales.

“El enfoque mexicano de la biotecnología no se basa en la ciencia y va en contra de décadas de pruebas que demuestran su seguridad y el riguroso sistema de revisión regulatoria basado en la ciencia que garantiza que no representa ningún daño para la salud humana y el medio ambiente”, dijo Tom Vilsack, secretario de Agricultura de Estados Unidos.

Vilsack indicó que las innovaciones en biotecnología agrícola desempeñan un papel clave en el avance de soluciones a los desafíos globales compartidos, incluyendo la inseguridad alimentaria y nutricional, la crisis climática y los efectos persistentes de la inflación de los precios de los alimentos.

La Secretaría de Economía ha manifestado que demostrará con datos duros y evidencia que el uso exclusivo de maíz nativo para la masa y la tortilla no tiene afectación ni interés comercial para Estados Unidos, dado que México produce el doble de maíz blanco del que destina a la tortilla, nada menos que la base alimentaria de los mexicanos.

Desde la perspectiva del gobierno mexicano, en la medida en que esta disposición fomenta que México preserve su producción con semillas nativas, se abona en el cumplimiento del capítulo ambiental del T-MEC, en el cual los tres países se comprometieron a cuidar la biodiversidad.

Mientras transcurrían el periodo de consultas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, planteó que las agencias de salud de ambos países realizaran de manera coordinada un estudio sobre si existen o no daños a la salud por el consumo de maíz transgénico.

“Hemos tratado de convencerlos (a los estadounidenses), lo que pasa es que hay muchos intereses de por medio, que hagamos conjuntamente un estudio para saber a ciencia cierta si es transgénico o no y qué daños ocasiona a la salud.

“Y que esto es bueno para nosotros y para ellos, para los consumidores mexicanos y para los de Estados Unidos. No han querido aceptar, porque supuestamente tienen dictámenes de premios Nobel de biología, y hay mucho apoyo a centros de investigación y demás. Es sencillo, vamos a ponernos de acuerdo nuestras agencias de salud, vamos a trabajar conjuntamente en una investigación y ya sabemos si es dañino o no es dañino y no especulamos”, dijo López Obrador.

Pero el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) rechazó esa propuesta y, a mediados de julio pasado, pidió al gobierno de México demostrar con pruebas científicas que el maíz transgénico es malo para la salud humana.

A través de un comentario por escrito, esta petición se planteó como parte de una consulta que realiza la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) por la propuesta que hizo el 3 de julio pasado la Secretaría de Salud de México de cambios a la NOM-187 vigente publicada en 2003.

“Estados Unidos solicita la documentación y las pruebas científicas pertinentes, como la evaluación de riesgos de México”, dijo el USDA.

El objetivo del proyecto de modificación a la NOM-187 es establecer las especificaciones sanitarias, denominaciones e información comercial que deben cumplir los productos elaborados con maíz nixtamalizado.

Correlacionada con el caso del T-MEC, la NOM-187 aplica tanto a productos nacionales como importados, excluyendo botanas. En la elaboración de los productos objeto de esta Norma Oficial Mexicana, debe abstenerse el uso de maíz genéticamente modificado como materia prima.

En paralelo, un cupo de importación de glifosato se implementó bajo el Decreto de Maíz de 2020, que exige una reducción gradual en el uso de glifosato en México y una prohibición completa para el 31 de enero de 2024.

El Decreto de Maíz revisado de 2023 reafirmó la eliminación gradual del uso de glifosato, con una prohibición total para el 31 de marzo de 2024.

roberto.morales@eleconomista.mx

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