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Necesario, cálculo preciso en subsidios de energéticos

Un estudio de la UAM señala que los casi uno de los cuatro puntos porcentuales que en promedio aumentó la inflación entre 2009 y 2012 se explica por los incrementos de gasolinas, diesel y otros energéticos.

Es necesario que el gobierno federal sea preciso en sus cálculos sobre los subsidios a las gasolinas y diesel en beneficio de la credibilidad de las instituciones, según establece un estudio de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En el documento La contabilidad de los subsidios a las gasolinas y el diesel: un debate abierto, elaborado por el profesor del departamento de Economía, Roberto Gutiérrez, establece que existen razones fundadas para afirmar que la estimación de los subsidios es incorrecta. Además el deslizamiento continuo de precios a los carburantes que aplica la secretaría de Hacienda, en su política de precios administrados, es injusta. Lo anterior debido a que las gasolinas suben por igual para quienes tienen vehículos de trabajo y/o hacen uso del transporte público que para las familias de mayores ingresos poseedoras de ostentosos autos.

El investigador de la UAM, expone que con excepción de 2009, los incrementos escalonados mensuales en el precio de los combustibles se han aplicado como dicta la ley que el Congreso de la Unión amplió en 2011 para seguir vigente hasta 2014. Aún con ello, relata, el subsidio en el sexenio pasado ascendió a casi 752,000 millones de pesos equivalentes al 1.1% del PIB, que se concentró en la mayor parte durante la segunda mitad de la pasada administración. De ser correctos estos cálculos, dice, implicarían que el incremento en los precios (desliz) en vez de ayudar a corregir el problema, los empeoró.

IMPACTO EN INFLACIÓN

Evidentemente existen dos falacias en el cálculo , afirma. Una es la generalización temeraria de que las familias que cuentan con vehículos propios ostentan los mayores niveles de ingresos en el país, por lo que el subsidio es regresivo. Hay que observar por un lado, que en general el peso de los energéticos en el Índice Nacional de Precios al Consumidor es de 16% y por otra parte, que el costo de los carburantes ha aumentado de manera más acelerada a partir de 2009 respecto al de otros productos en la inflación. Explica que esto provocó que la incidencia de los energéticos sobre la inflación haya sido en promedio de 25% durante los últimos años.

De esta manera, casi uno de los cuatro puntos porcentuales que en promedio aumentó la inflación entre 2009 y 2012 se explica por los incrementos de gasolinas, diesel y otros energéticos.

Algo similar sucede con los precios productos, detalla, ya que 14.5% de éstos dependen de transporte, almacenaje y comunicaciones electricidad (11.8%) gas y agua (2.7%). Debido a su fuerte impacto en los costos de producción, el alza de los precios de los carburantes tiene un efecto que va más allá de la reducción del ingreso real de los usuarios de transporte con mayor poder adquisitivo. La segunda falacia tiene que ver con la posición de los precios de las gasolinas en México respecto a otros países.

De una lista de 183 países hay tres grupos: los exportadores netos de crudo, los productores crudo no autosuficientes y los dependientes absolutos.

Para el caso mexicano el investigador encontró que el precio por litros de la gasolina que este país expende al público se ubica ligeramente arriba del promedio. Es el país no desarrollado exportador neto que vende más caras sus gasolinas y que el precio al que vende el diesel es mayor al de la gasolina, lo que sucede en algunos otros países como en Estados Unidos.

leonor.flores@eleconomista.mx

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