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Signos débiles en el sector de la construcción
La construcción es la cuarta actividad económica que más aporta al valor agregado del país, con 7.6% del total, sólo detrás de industrias manufactureras, comercio y servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles.
La construcción es la cuarta actividad económica que más aporta al valor agregado del país, con 7.6% del total, sólo detrás de industrias manufactureras, comercio y servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles.
Por ello, su comportamiento afecta bruscamente a la economía mexicana. Para julio del 2015, el valor de la producción de las empresas constructoras se ubicó en 37,112.7 millones de pesos, en términos reales, que significó un aumento de 0.1% a tasa anual desestacionalizada, nivel inferior en 0.5 puntos porcentuales respecto al periodo previo, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
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Este sector estuvo en números rojos de diciembre del 2012 a junio del 2014, y después de esa fecha mostró crecimientos hasta abril de este año; el aumento de 0.1% representó la tasa más baja en el periodo de variaciones positivas.
INEGI señala que el comportamiento de esta variable puede diferir del proveniente del Sistema de Cuentas Nacionales de México, ya que este último considera la autoconstrucción que realizan las empresas que se ubican en las distintas actividades económicas, así como la construcción que llevan a cabo los hogares.
La desaceleración en el corto plazo derivó de la tendencia descendente que dibujaron cuatro de los seis componentes de este indicador, ajustados por estacionalidad.
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La edificación, el principal apartado de la construcción con una participación de 44.2% del total y que abarca fundamentalmente vivienda, edificios industriales, comerciales y de servicios, escuelas, hospitales y clínicas, pasó de una alza anual de 1.7% en junio a 0.1% en julio.
Por importancia en el sector le siguieron transporte (obras de transporte en ciudades y urbanización, obras ferroviarias, infraestructura marítima y fluvial y carreteras, caminos y puentes), de 1.2 a -0.7%; agua, riego y saneamiento (sistemas de agua potable y drenaje y presas y obras de riego), de 7.5 a -7.0%, y otras construcciones (instalaciones en edificaciones, montaje de estructuras y trabajos de albañilería y acabados), de -4.9 a -13.2 por ciento.
Los subsectores que dibujaron una pendiente positiva fueron petróleo y petroquímica (refinerías y plantas petroleras y oleoductos y gasoductos), de 0.9 a 8.2%, y electricidad y comunicaciones (infraestructura para la generación y distribución de electricidad y para telecomunicaciones), de 5.3 a 8.3 por ciento.
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De estos resultados, sobresale que las caídas en los rubros de otras construcciones y de agua, riego y saneamiento obtuvieron sus caídas anuales más pronunciadas en 21 y cinco meses, respectivamente.
La tasa promedio anual de los primeros siete meses del 2015 del valor de la producción, eliminando el factor estacional, arrojó un incremento de 1.7%, mejor resultado que los logrados en el 2014 (-1.8%) y el 2013 (-2.1 por ciento).
En cuanto al mercado laboral de este sector, con series desestacionalizadas, el personal ocupado registró 630,922 personas, con lo que obtuvo el mayor desplome anual en trece meses, con 2.6%; con esta cifra, van cuatro descensos contiguos.
Dentro de los ocupados, el personal dependiente de la razón social o contratado directamente por la empresa cayó, por cuarto mes al hilo, 2.9%, mientras el no dependiente lo hizo en 0.6 por ciento.
Las remuneraciones reales perdieron fuerza (0.8 a 0.6%) y las horas trabajadas se agudizaron más (-2.1 a -2.8%); en términos absolutos, la remuneración mensual desestacionalizada se ubicó en 6,857.4 pesos en julio.
Como nota metodológica, la gran mayoría de las series económicas se ven afectadas por factores estacionales y de calendario. El ajuste de las cifras por dichos factores permite obtener las cifras desestacionalizadas, cuyo análisis ayuda a realizar un mejor diagnóstico de la evolución de las variables.
rodrigo.rosales@eleconomista.mx
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