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El complejo acuerdo nuclear del presidente Obama
En el corto plazo, el trato con Irán es una alternativa a la confrontación.
El histórico acuerdo anunciado por Estados Unidos y sus socios con Irán ofrece una posibilidad de que, durante los próximos 15 años, la República islámica tendrá restringida la producción de un arma nuclear.
De acuerdo con el presidente Obama, también abre un camino diferente para un país que ha sido durante 35 años un enemigo acérrimo de Estados Unidos, un nuevo camino de tolerancia y la solución pacífica a los conflictos (...) una mayor integración en la economía mundial y un mayor compromiso con la comunidad internacional .
Aunque Obama no lo dijo, estos son dos resultados muy dispares uno tangible, técnico y respaldado por garantías; el otro es amplio, político y especulativo pero estrechamente vinculados. Si no se produce la transformación en la conducta del presidente iraní que espera el presidente Obama, el acuerdo sobre su programa nuclear puede, en última instancia, ser un freno temporal que, mientras dure, permitirá un umbral peligroso ante un Estado nuclear importante para Estados Unidos y sus aliados.
A como están las cosas, el trato es complejo y costoso: si en última instancia es preferible, en el corto plazo es una alternativa a una confrontación creciente con Irán.
Su efecto más inmediato será el de proporcionar a Teherán con hasta 150,000 millones de dólares en activos frescos de ayuda durante el próximo año, fondos que sus líderes probablemente utilizarán para reactivar la economía nacional y quizá para financiar guerras y a grupos terroristas en Irak, Siria, la franja de Gaza, Yemen y otros lugares.
Teherán contará con 150,000 millones de dólares, que pueden servir para reactivar su economía o quizá para financiar guerras y a grupos terroristas.
Aunque Obama ha prometido mitigar ese resultado con un nuevo soporte para Israel y los aliados árabes de Estados Unidos, uno de los efectos de la operación puede ser un aumento de la violencia sectaria en la región, así como una amenaza para Israel. Cuando los embargos de armas y las ventas de misiles a Irán expiren en cinco y ocho años, esa amenaza podría escalar más allá, y Teherán podría buscar misiles capaces de atacar buques de guerra estadounidenses en el Golfo Pérsico o capaces de alcanzar territorio estadounidense.
El mundo se ha comprometido a reducir 98% del arsenal iraní de uranio enriquecido, que actualmente es lo suficientemente grande como para producir 10 bombas, y el cese de actividad de dos tercios de sus 19,000 centrifugadoras.
El enriquecimiento se limitará a una instalación fuertemente vigilada, y aunque a Irán se le permitirá trabajar en las centrifugadoras más avanzadas, no se podrán instalar nuevas en 10 años. Estas restricciones, de acuerdo con expertos del gobierno de EU, mantendrán a Irán por un año lejos de producir un arma, siempre y cuando no haga trampa mediante la realización de actividades nucleares secretas en otra parte.
Debido a que Irán, en dos ocasiones, ha sido sorprendido en dichos trabajos clandestinos, es una preocupación fundada y las disposiciones para disuadir y detectar violaciones son un terreno que Teherán luchó y en el que ganó algunos compromisos preocupantes.
Los inspectores internacionales que busquen entrar a un sitio iraní sospechoso podrían retrasarse por un proceso de múltiples pasos de 24 días, y en última instancia, que requiere cinco votos en un comité de ocho miembros; como mínimo, Estados Unidos y cuatro representantes europeos tendrían que estar de acuerdo. Mientras que un presidente de Estados Unidos podría, en teoría, determinar unilateralmente que Irán estaba engañando y forzar la reimposición de sanciones de la ONU, esto podría tomar 65 días y resultaría políticamente inviable.
Obama esbozó una oscura alternativa al acuerdo, en la que el mundo se negaría a participar en las sanciones, Irán intensificaría sus actividades nucleares y el riesgo de guerra crecería. Ciertamente es discutible que la administración estadounidense pudo haber esperado por un mejor trato con Irán; Obama se conformó con una serie de términos muy por debajo de los que originalmente anhelaba.
Pero con el acuerdo alcanzado, su rechazo en el Congreso probablemente crearía el escenario desfavorable que el presidente describe. Si está en lo cierto al afirmar que su sucesor en 10 o 15 años estará en una posición mucho más fuerte con Irán, de eso dependerá su futuro político si su teoría resulta correcta.