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Familias de rehenes de Hamás suplican a Israel frenar ataque y primero liberar a víctimas
Hamás ha sugerido que sus rehenes podrían ser canjeados por unos 6,000 palestinos retenidos en prisiones israelíes, pero expertos afirman que el grupo bélico “no es estúpido”, y no liberará a nadie de golpe, por el contrario, podría hacerlo a lo largo de cinco años.
Mientras Israel se prepara para invadir la Franja de Gaza, muchas familias de rehenes secuestrados por Hamás suplican al Gobierno que frene el esfuerzo bélico y negocie en su lugar la liberación de sus seres queridos.
Subrayando el terrible dilema al que se enfrenta todo el país, otros familiares advierten que la mediación podría llevar años y afirman que su mayor esperanza reside en el Ejército, con la esperanza de que las fuerzas terrestres puedan encontrar a los hombres, mujeres y niños desaparecidos antes de que sea demasiado tarde.
Se calcula que los combatientes de Hamás se llevaron a 222 personas de edades comprendidas entre los 9 meses y los 85 años durante su incursión del 7 de octubre, en la que también mataron a 1,400 personas. Muchos de los secuestrados tienen doble nacionalidad, incluidos pasaportes estadounidenses y europeos.
Se cree que los rehenes están escondidos en la Franja de Gaza, posiblemente en una madriguera de túneles que Hamás ha construido bajo el enclave, mientras los aviones de guerra israelíes bombardean el territorio ante la amenaza de una invasión, en una ofensiva en la que han muerto más de 5,000 palestinos.
El primer ministro Benjamin Netanyahu ha prometido eliminar a Hamás y las tropas israelíes podrían entrar en Gaza en cualquier momento, pero muchas familias le instan a centrarse únicamente en los rehenes.
“Esta debería ser la máxima prioridad, no destruir a Hamás, ni controlar Gaza, ni ninguna otra cosa”, dijo Noam Alon, novio de Inbar Haiman, una artista de 27 años que fue una de las decenas secuestradas en un festival de música.
Los grupos de apoyo a las familias celebran protestas diarias frente a la oficina de Netanyahu en Tel Aviv para mantener la suerte de los cautivos en el ojo público, y han colocado una mesa con un cubierto por cada desaparecido en una plaza del centro de la ciudad como símbolo de la difícil situación de los secuestrados.
El domingo, el presidente Isaac Herzog se reunió con decenas de familiares afectados en su residencia de Jerusalén, mientras que en el exterior cientos de personas se manifestaban pidiendo que se haga más por los rehenes.
“La venganza no es un plan”, rezaba una pancarta de Carmel Gorni, una activista política cuyo primo, Yiftah Gorni, murió durante el asalto de Hamás.
“Tenemos que hablar con Hamás. No podemos recurrir siempre a la guerra. Tenemos muchos prisioneros palestinos que podemos canjear por nuestra gente”, dijo Gorni. “Si nuestros soldados entran, morirá mucha gente, incluidos los rehenes”.
El dilema del canje
No todas las familias están de acuerdo.
Ilan y Sandy Feldman fueron algunos de los que se reunieron con Herzog el domingo para hablar de la hermana y el cuñado de Sandy, Aviva y Keith Siegel, secuestrados el 7 de octubre y vistos por última vez en un video cuando eran conducidos a Gaza por militantes palestinos.
Expresaron sus dudas sobre si los Siegel sobrevivirían a un cautiverio largo y piensan que una invasión es inevitable.
“Existe la sensación de que no saldrán vivos. Pero creo que esto es más grande que nosotros o yo. Es una lucha contra el bien y el mal. Es así de simple”, dijo Ilan. “No puede haber un lugar donde Hamás eche raíces”.
Jonathan Dekel-Chen, cuyo hijo Sagui, de 35 años, se cree que fue secuestrado en un kibutz, dijo que había que hacer frente a Hamás “ahora”, pero piensa que el Ejército tiene que hacer del rescate de los rehenes la prioridad de cualquier campaña militar.
“Es posible hacer dos cosas a la vez, incluso para este Gobierno israelí, hacer todo lo que esté en su mano para proteger la vida y el bienestar de nuestros seres queridos al tiempo que hace lo que tiene que hacer con Hamás”, declaró a Reuters.
Israel tiene una larga experiencia en la gestión de crisis con rehenes, pero hasta ahora ha evitado intentar operaciones de rescate en la densamente poblada Franja de Gaza.
En 2011, Netanyahu liberó a 1,027 prisioneros palestinos para conseguir la liberación del sargento del ejército Gilad Shalit, retenido en Gaza durante más de cinco años.
Algunos de los palestinos liberados volvieron a las filas de Hamás, incluido su actual líder en Gaza, Yahya Al-Sinwar.
“¿Deberíamos volver a negociar con ellos? Mira a todos los que liberamos por Shalit y ahora son los que siguieron y asesinaron. ¿Mereció la pena? No lo sé”, dijo Sandy Feldman.
Intransigente
Netanyahu nombró a un general retirado, Gal Hirsch, coordinador israelí sobre los rehenes y los desaparecidos. Sus comentarios públicos hasta ahora han sido inflexibles.
“Nuestra máquina de guerra está en marcha. No nos pidan que nos detengamos”, dijo la semana pasada ante una reunión de embajadores europeos en un airado discurso en el que acusó a los Gobiernos occidentales de frenar a Israel en anteriores enfrentamientos con Hamás.
“Esta es una llamada de atención para ustedes. Despertamos completamente gracias a Dios. Habrá una respuesta inimaginable. Créanme. Acabamos de empezar la guerra”, afirmó.
Hamás ha sugerido que sus rehenes podrían ser canjeados por unos 6,000 palestinos retenidos en prisiones israelíes, pero los expertos en seguridad israelíes han puesto en duda que un acuerdo así pueda llegar a puerto, incluso si el Gobierno estuviera dispuesto a considerarlo.
“Hamás no es estúpido. No liberarán a los rehenes de golpe. Lo harán a lo largo de cinco años”, dijo Giora Eiland, exjefe del Consejo de Seguridad Nacional, a la emisora de radio 103FM.