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Geopolítica

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Freud, la última moda en China

Terapeutas enseñan los fundamentos de Sigmund. Sus esfuerzos han elevado la práctica en la materia.

Beijing. En una mañana reciente, Danille Drake encendió su computadora en la oficina de su casa en Bethesda, suburbio de Washington. Al cobrar vida la pantalla, explicó cómo ha dedicado toda su carrera a aprender y practicar las enseñanzas de Sigmund Freud. Y cómo, por décadas, ha observado la muerte lenta de sus teorías, desechadas en favor de antidepresivos y otros tratamientos.

Pero Drake dice que recientemente, ha descubierto un rincón del mundo donde estudiantes están enloquecidos con Freud. La pantalla parpadeó y un sonriente doctor chino apareció, saludando. Se trata, dijo Drake, de Wan Jingjing, de 35 años, psicólogo en la provincia de Hubei. Y se inició la clase, Psicoanálisis 101.

En los últimos dos años, un pequeño ejército de terapeutas en EU se ha estado despertando en horarios infames para enseñar los fundamentos de Freud a colegas en el otro extremo del mundo. Sus esfuerzos han elevado la práctica del psicoanálisis, una especie de teoría desarrollada por Freud hace un siglo, a nuevos niveles en China, un país donde la salud mental tiene mucho tiempo de ser una rama subdesarrollada de la medicina.

El éxito de su programa intensivo de dos años, llamado la Alianza Psicoanalítica Chino-Americana, ha sido el resultado de dos factores conexos: los médicos chinos, están hambrientos de nuevas teorías y técnicas para tratar pacientes. Al mismo tiempo, los psicoanalistas freudianos en EU, considerados obsoletos y hasta irrelevantes, están igualmente ansiosos de ganar terreno en China. Ambos bandos están conectados a través de Skype, la tecnología para conferencias vía Internet que surgió hace siete años.

De muchos modos, el campo de la salud mental en China es propicio para crecer. Funcionarios de gobierno y expertos afirman que las crecientes presiones sociales -más competencia en cada aspecto de la vida diaria, una brecha de ingresos que se ensancha, y los cambiantes valores morales-, limitan la capacidad de la gente para enfrentarlas.

Una racha de incidentes inexplicables este año, como los ataques a guarderías en donde infantes resultaron acuchillados, generó promesas del gobierno de reforzar servicios de salud mental en China. Hay ramificaciones económicas, evidenciadas este verano por una serie de suicidios en fábricas que producen partes electrónicas para productos de Apple, que obligaron a empresarios a buscar soluciones.

Por décadas, China no ha contado con la infraestructura para enfrentar ese tipo de problemas. Comparada con los países desarrollados, China tiene una fracción del personal de salud mental para dar tratamiento a los pacientes.

Complica la situación el historial del gobierno, que con frecuencia ha utilizado la salud mental como excusa para encarcelar a oponentes políticos. Pero con la prosperidad y una creciente clase media, China empieza a desarrollar un mercado para la costosa terapia de largo plazo que requiere el psicoanálisis.

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