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Geopolítica

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Migrantes centroamericanos llenan estación de Patrulla Fronteriza en Texas

Estados Unidos se encuentra en alerta ante el aumento de la inmigración de menores que, sin la compañía de adultos, cruzan de manera ilegal a su territorio y por lo cual debe disponer de mayores recursos para su manutención o deportación.

McAllen. Detrás de la fachada de ladrillo de color beige y el alambre de púas de la estación de la Patrulla Fronteriza, una multitud de mujeres y niños centroamericanos duermen en pisos de concreto.

Los enfermos están separados por frágiles hilos de cinta amarilla, los bebés lloran y hay mujeres embarazadas. Sobreviven de sándwiches de mortadela y tacos, hay baños portátiles y no hay duchas. Su espera puede durar varios días.

Este es un ejemplo de las condiciones de detención, que provocó que el presidente Obama declarara una crisis humanitaria esta semana, ya que los migrantes ilegales, incluyendo a miles de mujeres y niños, permanecen en el sur de Texas. Todos los días cientos de migrantes centroamericanos vadean el fangoso Río Grande y son capturados por la Patrulla Fronteriza que vigila el río.

Huyendo de la violencia y la pobreza, y debido a la creencia de que no se deportará a mujeres y niños centroamericanos, muchos de los migrantes cruzan a la vista de todos.

El fuerte repunte en los últimos tres meses, en especial de niños que viajan sin sus padres, ha provocado que los centros de detención de la Patrulla Fronteriza en el sur de Texas se desborden, obligando a las autoridades a enviarlos a almacenes convertidos en bases militares tan lejos como California. Obama prometió 2,000 millones de dólares para la construcción de vivienda temporal.

En los últimos ocho meses Aduana y Protección Fronteriza ha detenido a 47,000 menores no acompañados, la mayoría de ellos en la zona de Río Grande, al sur de Texas, lo que se traduce en 92% con respecto al año pasado.

Al otro lado del río, en Reynosa, Tamaulipas, los migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala duermen en literas en los albergues de la iglesia, mientras se preparan para terminar los peligrosos viajes en tren y autobús que tienen que hacer, incluso por semanas, para llegar a su destino.

A diferencia de los inmigrantes ilegales de México, los centroamericanos no pueden ser enviados a casa con facilidad. Debe haber aviones disponibles y hacerse acuerdos consulares. Y si los inmigrantes solicitan asilo en Estados Unidos, el gobierno tiene la responsabilidad adicional de determinar si existe una necesidad legítima de protección y temen ser perseguidos en sus países de origen.

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