Lectura 2:00 min
Miles de argentinos festejan segundo mandato de Fernández
El centro de Buenos Aires se colmó de argentinos que salieron a celebrar el inicio del segundo mandato presidencial de Cristina Fernández, quien rompió el protocolo para saludar a los simpatizantes que la vitoreaban en las calles.
Buenos Aires. El centro de Buenos Aires se colmó de argentinos que salieron a celebrar el inicio del segundo mandato presidencial de Cristina Fernández, quien rompió el protocolo para saludar a los simpatizantes que la vitoreaban en las calles.
Después de jurar por segunda vez como presidenta de Argentina y de ofrecer un discurso a la nación, Fernández abandonó el Congreso para realizar el tradicional desfile rumbo a la Casa Rosada que protagonizan siempre los mandatarios argentinos.
El recorrido de 13 calles por la tradicional Avenida de Mayo se tardó más de lo previsto, porque la presidenta decidió realizar varias paradas para bajarse del automóvil que la trasladaba y acercarse a sus simpatizantes.
Apenas salió del vehículo oficial, Fernández fue ovacionada por la multitud que copaba las aceras y que le gritaba una y otra vez, fuerza, Cristina , con esa familiaridad que supo construir la mandataria.
En algunas de las pausas, la presidenta aprovechó para bailar, estrechar cientos de manos, recibir flores y escuchar frases de aliento rumbo a un segundo mandato que terminará en 2015.
Cuando regresaba al automóvil, que avanzaba a paso lento, la presidenta asomaba el rostro sonriente por la ventanilla y saludaba con la mano en alto mientras escuchaba la interminable sucesión de aplausos.
Escoltada por sus hijos Máximo y Florencia, la mandataria logró llegar a la Plaza de Mayo, en donde se organizó un festival musical para celebrar la continuidad de un gobierno que impulsó la recuperación económica del país en uno de los peores momentos de su historia.
Ahí, a las puertas de la Casa Rosada, se reunió una multitud dispuesta a aprovechar una soleada jornada para festejar, sobre todo, haber alcanzado el periodo más largo de democracia en un país que durante el siglo pasado sufrió intermitentes golpes de Estado.
Las organizaciones sindicales, sociales, de derechos humanos, barriales y estudiantes se mezclaron con ciudadanos sin militancia alguna, muchos de los cuales se identificaban no como kirchneristas sino, simplemente, cristinistas .