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Octavo sospechoso del atentado de Moscú comparece; comisionada de DH advierte sobre tortura
Ocho sospechosos fueron puestos en prisión preventiva desde el atentado más mortífero en Rusia en dos décadas, que se produjo días después de que Vladimir Putin ganara un quinto mandato presidencial.
Rusia puso en prisión preventiva el martes a un hombre nacido en Kirguistán sospechoso de estar implicado en el tiroteo de la semana pasada en una sala de conciertos de Moscú, y envió investigadores a Tayikistán para interrogar a las familias de cuatro acusados de perpetrar el ataque.
Ocho sospechosos fueron puestos en prisión preventiva desde el atentado más mortífero en Rusia en dos décadas, que se produjo días después de que Vladimir Putin ganara un quinto mandato presidencial.
El Estado Islámico reivindicó la autoría del atentado y publicó imágenes de los hechos. Estados Unidos y Francia afirman que los servicios de inteligencia sugieren que el grupo está detrás del atentado, en el que murieron 139 personas y 182 resultaron heridas.
Putin afirmó el lunes que el atentado había sido obra de militantes islámicos, pero también sugirió que Ucrania, que está en guerra con Rusia, podría haber desempeñado un papel. Kiev ha negado cualquier implicación.
Rusia dijo que los cuatro presuntos agresores han confesado. Algunos mostraban signos de lesiones cuando comparecieron ante el tribunal, lo que hace temer que hayan sido torturados.
La comisionada rusa para los derechos humanos declaró que la detención de sospechosos debe llevarse a cabo de acuerdo con la ley, informó la agencia de noticias TASS, después de que se publicaran videos que mostraban el interrogatorio de los sospechosos.
A uno de ellos le cortaron parte de una oreja durante el interrogatorio. Las autoridades rusas han declarado que están investigando los hechos.
"Es absolutamente inaceptable torturar a detenidos y acusados", declaró la comisaria Tatyana Moskalkova, según TASS.
Asia central, en la mira
Las detenciones han puesto en el punto de mira a dos antiguas repúblicas soviéticas de Asia central, de mayoría musulmana, que mantienen estrechos vínculos con Moscú y dependen de las remesas de los inmigrantes que trabajan en Rusia.
Tres fuentes locales dijeron a Reuters el martes que investigadores rusos estaban en Tayikistán interrogando a las familias de los cuatro presuntos agresores.
Alisher Kasimov, nacido en Kirguistán y en prisión preventiva desde el martes, fue conducido a la sala del tribunal antes de que le quitaran las esposas, y no presentaba signos visibles de lesiones. Se le acusa de proporcionar alojamiento a los cuatro tayikos acusados de perpetrar el atentado.
Los investigadores rusos afirman que, tras disparar con armas Kalashnikov AK-47, los atacantes prendieron fuego al edificio con gasolina antes de marcharse, atropellando a una familia con dos niños pequeños cuando salían a toda velocidad del aparcamiento.
El móvil del atentado no está claro. Rusia, junto con Estados Unidos y las fuerzas sirias, desempeñó un papel fundamental en la derrota del Estado Islámico en Siria.
Expulsados de Siria, sus combatientes se dispersaron y surgieron diferentes ramas, entre ellas una afgana que busca un califato en todo Afganistán, Pakistán, Turkmenistán, Tayikistán, Uzbekistán e Irán.
Sanaullah Ghafari, el líder de 29 años de la rama afgana del Estado Islámico, ha supervisado su transformación en una de las ramas más temibles de la red islamista mundial, capaz de realizar operaciones lejos de sus bases en las tierras fronterizas de Afganistán.
Alexander Bortnikov, director del servicio de seguridad ruso FSB, afirmó que el número de cómplices del atentado sería mayor que los 11 que ya han sido detenidos, y que los servicios de inteligencia occidentales y Ucrania necesitaban el atentado para "sembrar el pánico" en Rusia.
La agencia de noticias RIA citó a Bortnikov afirmando que los servicios de inteligencia ucranianos habían contribuido al atentado, y que era "sabido" que Ucrania había entrenado a militantes en Oriente Medio.