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Se extiende el yihadismo libio a Túnez
Los ataques de Ben Guerdane reflejan la extensión a Túnez de las acciones yihadistas que ya se registraban en Libia, a través de la larga frontera entre ambos países.
Los ataques de Ben Guerdane reflejan la extensión a Túnez de las acciones yihadistas que ya se registraban en Libia, a través de la larga frontera entre ambos países.
Los ataques del lunes 7 de marzo tuvieron como blanco un cuartel del ejército, una comisaría y un puesto de la guardia nacional en Ben Guerdane, una localidad de 60,000 habitantes situada a escasos kilómetros de Libia.
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En un balance aún provisional, los ministerios de Defensa e Interior señalaron que 36 yihadistas, seis guardias nacionales, tres policías, un aduanero y un soldado murieron en los enfrentamientos. Al menos siete civiles perdieron también la vida en circunstancias no establecidas.
Este ataque de tipo "insurreccional" concreta una "extensión de la zona de conflicto armado, hasta ahora limitado a Libia", afirmó a la AFP Michael Ayari, del centro de reflexión International Crisis Group (ICG).
Los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) "toman muy poco en cuenta las fronteras actuales" y algunos de ellos "consideran que Ben Guerdane podría convertirse en el centro estratégico de una 'zona liberada' que incluya el sureste tunecino y la región de Trípoli", la capital de Libia, agregó.
Los ataques del lunes procuraban "establecer un emirato de Dáesh en Ben Guerdane", estimó por su parte el primer ministro tunecino, Habib Essid, usando el acrónimo árabe del grupo EI.
El EI se ha arraigado en Libia aprovechando el caos en el que está sumido el país desde que una revuelta expulsó del poder en 2011 a Muamar Gadafi, con apoyo militar de potencias occidentales como Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña.
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Desde hace meses, las autoridades tunecinas afirman estar preocupadas por esta situación en Libia. A principios de febrero anunciaron haber terminado de instalar un "sistema de obstáculos" compuesto de zanjas de agua y montículos de arena, en cerca de la mitad de los 500 kilómetros de frontera común.
Según el ministro de Defensa, Farhat Horchani, este sistema tenía que completarse con "materiales electrónicos" gracias a una ayuda de Alemania y Estados Unidos.
"Movimientos sospechosos"
Lo ocurrido en Libia puede haberse adelantado a la realización de este proyecto, en particular el ataque de Estados Unidos el 19 de febrero en Sabratha, una ciudad del oeste de Libia, situada a menos de 100 kilómetros de la frontera. Unos 50 yihadistas, incluyendo a numerosos tunecinos, murieron en este bombardeo.
Cinco días después, 200 yihadistas ocuparon durante algunas horas el centro de Sabratha, antes de que los expulsaran milicias que forman parte de la coalición "Fajr Libya", en el poder en Trípoli.
Después de lo ocurrido en Sabratha, "algunos yihadistas heridos anunciaron que el EI se vengaría con ataques en Túnez y se informó que había movimientos sospechosos en la frontera", declaró Hamza Meddeb, del centro Carnegie.
El 2 de marzo tuvieron lugar los primeros choques en El Aouija, cerca de Ben Guerdane, en los que murieron cinco "terroristas", al menos cuatro de ellos tunecinos. Las autoridades afirmaron haber incautado un arsenal y consideraron posible el ingreso de "grupos terroristas" tras el ataque de Sabratha.
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El lunes, las autoridades anunciaron el cierre provisional de los pasos fronterizos. Estos puestos fronterizos ya habían estado cerrados a finales del año pasado durante 15 días tras el atentado suicida contra la guardia presidencial en Túnez (12 muertos), reivindicado por el grupo EI.
No obstante, parece imposible mantener permanentemente esta medida, ya que las regiones del sureste tunecino viven desde hace décadas del comercio con el este de Libia. La frontera no se puede vigilar "sin la estrecha colaboración de la población local, en particular ciertos cárteles de contrabandistas", destacó Ayari.
rarl