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Geopolítica

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Trump radicaliza su discurso: ¿durará un día su “dictadura”?

Ni China ni Rusia son blanco de sus críticas, el enemigo está en casa; su afinidad por autócratas levanta dudas en Estados Unidos.

El expresidente y candidato Donald Trump bailando en un evento ayer en Oaks, Pensilvania. foto: reuters David Muse

Washington. Donald Trump, quien admira abiertamente desde hace tiempo a varios dictadores, ha radicalizado su discurso a tres semanas de las elecciones presidenciales estadounidenses, con amenazas directas al "enemigo interno". 

Una de las señales de identidad de Trump como presidente fue su uso constante de la frase "enemigo del pueblo" para describir a los medios de comunicación, o al menos a los que no le gustan.

Preguntado en la cadena Fox News, afín a Trump, sobre si esperaba que la jornada electoral fuera pacífica, el republicano citó a los enemigos internos.

"Tenemos gente muy mala. Tenemos gente enferma, lunáticos de izquierda radical. Y debería ser manejado muy fácilmente por..., si es necesario, por la Guardia Nacional o, si es realmente necesario, por los militares", dijo entrecortando las frases.

"El enemigo interno (...) es más peligroso que China, Rusia y todos estos países", añadió.

El único "enemigo" específico que Trump identificó fue el candidato al Senado Adam Schiff, a quien describió como "sinvergüenza" y una "gran escoria".

La sugerencia de utilizar el ejército contra los estadounidenses deja patente que su mensaje se radicaliza.

Kamala Harris afirmó ayer que Trump es "cada vez más inestable y desquiciado" y si gana las elecciones "sería un gran riesgo para Estados Unidos" porque para él el "enemigo interno" son los "periodistas", los "funcionarios electorales".

Desde hace años Trump ha admirado a los líderes rusos Vladimir Putin, el chino Xi Jinping y el norcoreano Kim Jong Un.

Los tres "están en la cima del juego, son duros, inteligentes, despiadados y van a proteger a su país", dijo de ellos en agosto.

Trump hace énfasis en emular las medidas represivas internas de líderes autoritarios en el suelo estadounidense.

“Sin piedad”

El mes pasado, Trump afirmó que el país está inundado de delincuentes, pese a que las estadísticas lo desmienten, y añadió en un mitin que la solución permitiría a la policía imponer una represión violenta.

Una de sus frases favoritas es decir que Xi dirige China con "mano de hierro".

"Controla a 1,400 millones de personas sin piedad. Sin piedad. Sin juegos", alabó Trump en enero de este año, calificando a Xi de "hombre brillante".

Los demócratas, y una larga lista de ex altos cargos de la presidencia de Trump, multiplican las advertencias contra un segundo mandato del millonario.

Trump se esfuerza poco por rebatirlas. Preguntado en diciembre en Fox sobre si tenía algún objetivo de crear una dictadura, respondió: "No, salvo el primer día".

Sobre este tema Harris dijo ayer: "Él, que ha jurado, que si es reelegido, será un dictador desde el primer día, que utilizará al Departamento de Justicia como arma contra sus enemigos políticos, él, que ha pedido el fin de la Constitución", advirtió la candidata demócrata.

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