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Exploración gastronómica subterránea en Xcaret

Un viaje a través de la Cava del Parque Xcaret, donde los vinos y la gastronomía mexicana se entrelazan en un entorno único

En las profundidades de Xcaret, a seis metros bajo la Plaza Principal, se oculta un tesoro único: la Cava “Vino de México Xcaret”. Más allá de la cobertura celular, este santuario del vino alberga más de 180 etiquetas de vinos mexicanos, cada una narrando su propia historia. Es un espacio de desconexión digital, un refugio donde el vino y las historias se fusionan en un maridaje que alimenta el alma.

La cava, inaugurada en 2011, se divide en cuatro salas distintas: la sala de las regiones, la boutique, la oficina del sommelier y el salón de cata. Cada espacio está dedicado a resaltar la importancia de los vinos mexicanos, una industria en crecimiento con casi la mitad de los estados de la República participando, liderados por Baja California.

Los pasillos subterráneos y las cámaras talladas en piedra de la cava, custodian cuatro siglos de historia vinícola mexicana. Según Iliana Rodríguez, directora de Sostenibilidad y Relaciones Institucionales de Xcaret, este es el lugar perfecto para eventos memorables, desde propuestas de matrimonio hasta reuniones familiares.

Menú

El menú de degustación, una colaboración de chefs de Xcaret y Querétaro, formó parte del Festival de Tradiciones de Vida y Muerte. La bienvenida fue un cóctel con chilito piquín, seguido de una vibrante ensalada de jocoque, una mezcla de lechugas, huazontle, verdolagas y pepitoria de amaranto, con un toque de panacota de jocoque y puré de betabel, realzado por el inusual vinagre de pulque de elote baby.

La siguiente delicia fue una crema de tomatillo sobre una gordita de masa negra rellena de nopalitos y castacán, un corte de carne de cerdo pelón yucateco. La gordita se complementó con pétalos de cebolla confitada, puré de frijol y aguacate.

El vino, presentado por el sommelier Arturo Martínez, se convirtió en el compañero ideal de cada plato. Destacaron vinos queretanos como el blanco Macabeo y Xarel-lo de María y Bernardo, el espumoso Paloma de Cava 57 y un rosado del viñedo Juanito.

Llegó el pato confitado en mole de tuna roja, zanahorias baby glaseadas y tuétano, seguido de un taco de lengua tapeada en tortilla de flor de cempaxúchitl, con relish de xoconostle y perlas de tapioca sabor xnipec.

El gran final fue un mousse de xoconostle con helado de pulque y biscocho de chocolate y xtabentun, un licor local con miel de flores de Xtabentún y anís, usado en ceremonias mayas y considerado afrodisíaco.

Esta experiencia culinaria, tejida por manos expertas de chefs y sommeliers, convierte a la Cava de Xcaret en un tapiz de sabores, aromas y conversaciones, reflejando cómo el entorno mágico de Xcaret se transforma en platos que son verdaderas obras de arte.

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Coordinadora de Operación Editorial de Suplementos y Ediciones Especiales de El Economista. Licenciada en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Estudió una especialización en Periodismo Económico en la Universidad de Miami, auspiciada por la Fundación Reuters. Ganadora del premio por la "destacada cobertura en finanzas verdes", entregado por la BMV y el Consejo Consultivo de Finanzas Verdes. Ha sido analista de mercados, editora de finanzas y creadora de ranking de negocios, responsabilidad social y mercados, y ha trabajado en la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, Reforma, Excélsior, Mundo Ejecutivo, Expansión, Fortuna, Infosel y Economática.

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