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Básico al comprar acciones: riesgo y plazo

En la estructura de una cartera de inversión que incluirá instrumentos de renta variable, siempre deben considerarse dos factores importantes: el riesgo y el plazo.

En la estructura de una cartera de inversión que incluirá instrumentos de renta variable, siempre deben considerarse dos factores importantes: el riesgo y el plazo. Determinarlos es básico, tanto para decidir cuáles acciones vamos a comprar, como para definir los porcentajes de inversión con relación al tamaño de la cartera

Sobre el riesgo, recordemos que al menos debemos considerar dos diferentes: el riesgo de mercado, o sistémico, y el riesgo del instrumento de inversión en particular, o no sistémico. Para un plazo determinado, bajo riesgo implica ganancia potencial también baja y alto riesgo implica ganancia potencial alta.

Si en algún momento pareciera que esta relación no es directa, esta situación posiblemente se debe a que no estamos considerando algún factor de riesgo por falta de información. La anhelada percepción de bajo riesgo y alto rendimiento lleva a los inversionistas a creer que han encontrado una improbable oportunidad de ganancias fáciles en el mercado.

Sobre el plazo, los mayores rendimientos en acciones se obtienen al mantener una perspectiva de largo plazo en empresas con buenos fundamentos. Por otra parte, un amplio número de participantes en el mercado accionario prefiere realizar operaciones especulativas de corto plazo con ganancias rápidas, aunque moderadas.

Si la inversión es para un horizonte de largo plazo, conviene tener un plan en donde se considere incluso la posibilidad de esperar días o semanas antes de conformar la cartera, para que una buena coyuntura de mercado permita conseguir un precio razonablemente bajo.

De esta forma, obtendremos un margen de ganancia inicial que acorte el plazo, o bien, que incremente el rendimiento. En función del largo plazo, es necesario mantener una visión que llamaremos estratégica.

En cambio, en las inversiones de corto plazo se requiere la mayor precisión posible en precios y tiempos de entrada. Esto con objeto de que la operación sea rápidamente rentable, limitando posibles pérdidas y evitando extender el plazo. En su momento, también se requiere precisión y actuar oportunamente al salir de la posición para preservar la ganancia. En el corto plazo, es interesante considerar una amplia gama de posibilidades tácticas de operación relacionadas con los tiempos de mercado, plazos, precios, acotación de riesgos y segmentación de operaciones.

En las operaciones especulativas de corto plazo se requiere predeterminar: primero, el precio o precios de entrada; segundo, el precio o los precios realistas de salida, que nos permitirán estimar el rendimiento esperado, y tercero, el precio de paro de pérdida que es el nivel límite donde se terminará una operación perdedora.

Una regla empírica útil para filtrar posibles operaciones de corto plazo consiste en revisar que el rendimiento potencial duplique al riesgo potencial. Esta regla se aplica independientemente de la métrica usada para hacer una aproximación numérica a estas variables. Si el rendimiento potencial es sólo igual al riesgo potencial tal vez no sea conveniente realizar esa operación, debido a que la situación no es claramente favorable.

Esto parece obvio, pero es muy frecuente la propensión a realizar operaciones especulativas en las que el riesgo potencial de corto plazo duplica a la ganancia potencial. Esto ocurre porque al subir el precio, en avances acotados, la percepción del riesgo es baja, aun cuando en realidad los riesgos de corto plazo suelen incrementarse.

Es necesario mantener la objetividad al ponderar factores a favor o en contra en las decisiones de inversión. Es frecuente que el inversionista incluya esperanzas irreales, prejuicios, sueños o información dudosa en sus decisiones. Se debe mantener siempre la mayor frialdad y distancia emocional para revisar las implicaciones de los números que sustentarán la decisión.

Para ejemplificar un poco los movimientos de corto plazo, durante el mes de julio el principal indicador de la bolsa tocó un máximo histórico intradía de 51,772 puntos. Si observamos los rangos de movimiento, este indicador abre el primer día del mes en 49,831 puntos, por lo que de este valor al máximo marcado el rendimiento generado hubiera sido de 3.89 por ciento. Sin embargo, al final de mes retrocedió un poco y cerró en 51,011 unidades, lo que representa un incremento de 2.37% al valor de apertura del mes.

Como vemos aquí, los precios y tiempos de entrada son muy importantes, ya que en un par de días el valor y el rendimiento con respecto al riesgo asumido puede marcar diferencias significativas.

*Agustín Becerril García es subdirector de Análisis Técnico en Interacciones Casa de Bolsa.

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