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Los bonos corporativos no son la solución
Los mercados de valores han acaparado el protagonismo en 2016, con fuertes caídas que han afectado a los inversionistas.
Aunque los mercados crediticios han registrado movimientos menos drásticos, siguen enviando señales poco tranquilizadoras. Frente a la caída del 9.5% del Stoxx Europe 600 o las pérdidas del 6% del S&P 500, las rentabilidades de los bonos corporativos registradas en lo que va de año llaman menos la atención.
No obstante, parecen ir hacia territorio negativo: los bonos de alta rentabilidad de Estados Unidos han caído un 1.7% según los índices de Bank of America Merrill Lynch, mientras los europeos han sufrido pérdidas del 1.5 por ciento.
Los bonos con grado de inversión de Estados Unidos han conseguido una pequeña subida del 0.5%, aunque la cifra se sitúa por debajo de la de los bonos del Tesoro. Los diferenciales de los bonos con grado de inversión tanto en Estados Unidos como en Europa han aumentado 0.1 puntos porcentuales.
Sin duda, esta semana ha quedado en evidencia el buen nivel de demanda de los bonos corporativos: el fabricante de cervezas AB Inbev colocó 46,000 millones de dólares de bonos. Es la segunda mayor operación de la historia tras la realizada por Verizon en 2013. No obstante, aunque estas operaciones sean espectaculares, el éxito de AB Inbev no tiene por qué ser reflejo de las condiciones del resto del mercado.
Como empresa de consumo, ahora mismo se encuentra en la lista de favoritos. Tiene buenos ratings y el tamaño de la operación implica que desempeñará un papel significativo en los índices de bonos, con lo que la demanda queda garantizada.
Por otra parte, el mercado primario, donde se venden los bonos, siempre ha sido un lugar donde los inversionistas han encontrado las oportunidades con más liquidez. Otra cosa bien distinta es el mercado secundario.
A pesar del aumento de las rentabilidades el año pasado, que se suponía potenciaría el atractivo de mercados como el de Estados Unidos, con altas rentabilidades, es probable que a los inversionistas les resulte difícil encontrar buenas ofertas. Los inversionistas se encuentran ante la opción de optar por bonos con escasas rentabilidades de empresas con balances más sólidos o deuda con rendimientos más altos de compañías con dificultades.
Según cálculos de Deutsche Bank, aunque el mercado de alta rentabilidad de Estados Unidos, a excepción de la energía, ofrece un diferencial de 6 puntos porcentuales frente a los bonos del Tesoro, sólo el 15% de los bonos cotiza a diferenciales que oscilan entre los 5 y los 7 puntos.
El 40% del mercado cotiza a un diferencial inferior a los 4 puntos, mientras que el 25% cotiza por encima de los 8 puntos, de lo que se deduce que son empresas con problemas.
Por otra parte, los rating crediticios se están deteriorando al ritmo más rápido desde la crisis financiera y las empresas con grado de inversión han tenido que recurrir a la ingeniería financiera realizando adquisiciones y recompras de acciones. Europa parece estar más protegida que Estados Unidos de esta tendencia. Además, los bonos euro
Aun así, la continua expansión de la demanda interna en Europa y Estados Unidos se enfrenta a situaciones cada vez más difíciles. Los bonos corporativos todavía no han mandado serias señales de alerta, pero el mercado navega por aguas turbulentas. Los inversionistas deberían estar atentos ante cualquier indicio de un temporal.
fondos@eleconomista.com.mx