Lectura 5:00 min
¿Son los fondos de inversión un riesgo para la banca?
El Fondo Monetario Internacional considera que incluso los fondos de inversión más sencillos y con las estrategias más pacíficas son una amenaza para la tranquilidad mundial.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que incluso los fondos de inversión más sencillos y con las estrategias más pacíficas son una amenaza para la tranquilidad mundial; el Consejo de Estabilidad Financiera propone una regulación específica para las gestoras y los vehículos de mayor tamaño por su capacidad para poner en jaque a los mercados, y ahora el Banco Central Europeo (BCE) apunta a los lazos accionariales de los bancos con las grandes gestoras como un factor de desestabilización.
No hay duda: los fondos de inversión están en el punto de mira. Su fuerte crecimiento en los últimos tiempos y su papel en la desintermediación bancaria que se está viviendo en Europa los han puesto en la primera línea de preocupación para las autoridades de medio mundo.
Así lo refleja la última revisión semestral de la estabilidad financiera del BCE. El supervisor europeo ha pasado de temer una crisis en los mercados por la distorsión que puede crear un sistema en el que los clientes pueden rescatar su dinero con toda libertad pese a que sus recursos estén invertidos en activos cada vez menos líquidos a añadir a eso un riesgo adicional: su relación con la banca.
Ya no se trata del tradicional temor a que una crisis en los fondos de inversión europeos (una industria de 9.4 billones de euros si se descuentan los fondos monetarios) pueda extenderse en mayor o menor medida a todo el sistema financiero, sino a que los bancos paguen de forma directa los platos rotos de las gestoras o fondos que poseen. "Puesto que casi todas las grandes gestoras de fondos en la zona euro son propiedad de bancos, los problemas en la división de gestión de activos pueden salpicar a la matriz y viceversa", señala el informe. "Una crisis de confianza en una o más de las grandes gestoras o de los fondos que gestionan podría detonar riesgos en toda la industria", añade.
Tres amplificadores
Una vez definida la amenaza añadida que el BCE ve en la industria de la inversión colectiva, el supervisor mira al sector de forma más genérica y alude a tres amplificadores capaces de convertir a los fondos en un riesgo para la estabilidad. Cuanto mayores sean el apalancamiento del fondo o la gestora, el desajuste de liquidez (capacidad de los clientes de reembolsar su dinero frente a inversiones en activos poco líquidos) y el tamaño, más elevado es el peligro de que un tropiezo tenga efectos secundarios "en otras partes del sistema financiero".
De ahí que los fondos que invierten en acciones cotizadas de la forma más tradicional, por ejemplo, queden hasta cierto punto liberados de sospecha, todo lo contrario de lo que sucede con los fondos de deuda, los inmobiliarios y los hedge funds. Son los tres grupos a los que apunta directamente el BCE por su "potencialmente alta" capacidad de impacto dada su exposición a activos no tan líquidos.
Por eso, al BCE le preocupa el peso cada vez más grande que tienen los fondos en el mercado secundario de bonos, ya que cada día son dueños de una parte más grande de deuda soberana, de los bancos y de entidades no financieras. En estos momentos, y según las cifras del supervisor, las gestoras son propietarias del 25% de la deuda corporativa no financiera de la zona euro, del 12% de la soberana y del 9% de la bancaria. "Cualquier ajuste a gran escala que hagan los fondos en sus carteras podría dar lugar a cambios significativos en el precio de los activos y en la liquidez del mercado", dice el banco central. Pero la segunda parte de su preocupación es más relevante por sus implicaciones en el riesgo sistémico, ya que el BCE dice que eso podría aumentar "el coste de financiación de sectores claves de la zona euro".
Las interrelaciones todavía tienen otra derivada. Los bancos son propietarios de gestoras, que a su vez tienen deuda bancaria en cartera y pueden condicionar sus costes de financiación, pero además la banca de la eurozona tiene una exposición directa a las entidades financieras no bancarias. El BCE cifra esta exposición en el 8% del balance agregado de los bancos (a través de derivados, préstamos, financiación...) y eso hace más delicada la situación, a juicio del supervisor.
Por ahora, el BCE se limita a describir los riesgos de la industria de fondos no monetarios, "cuya expansión ha sido la principal fuente de crecimiento de la banca en la sombra"; a señalar el rápido crecimiento que ha tenido no solo en los últimos años, sino en los últimos meses; a destacar su cada vez más importante papel como financiador no bancario de la economía, y a poner de manifiesto que todo ello hace que un problema en la industria pueda afectar a la estabilidad financiera mundial. Pero todo apunta a que el tono descriptivo es solo el principio. El BCE pide que se mire cuidadosamente y que se vigile el sector para recabar el máximo número de datos y de informaciones. Luego serán las autoridades las que tendrán que decidir si dan un paso más y convierten sus conocimientos en regulación. Algunos supervisores globales, como el Consejo de Estabilidad Financiera, están muy cerca de ese punto.
Contenido de la Red Iberoamericana de Prensa Económica
fondos@eleconomista.com.mx