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¿A cuántas más?
¿A cuantas más veremos triunfar igual que a Xóchitl, Claudia, Margarita, Josefina, Patricia, Marcela, Cecilia y Rosario? Las ocho candidatas a la presidencia que ha tenido este país y el fractal que representa.
Porque de la misma manera que el voto no llegó a las mujeres con la Revolución, la justicia social hasta el momento no ha abierto las puertas de la presidencia.
La injusticia se expande y se graba en el estandarte del rezago dentro de una nación, en el que a la mayoría de la población les cuesta mucho trabajo experimentar una vida plena. Porque son mujeres.
En México la patria duele y es que 11 mujeres son asesinadas al día, las que sobreviven se enfrentan a una brecha salarial de un 34% y las madres son mandadas a saludar casi a diario con el 100% de las veces que alguien desea enviar una especie de maldición gitana. Además de que las ganas de marcar el territorio nos han convertido en el país con la tasa de embarazos más alta de la OCDE, que en su mayoría provienen de violaciones de algún familiar o conocido.
Somos un país a toda madre con problemas con la madre y de ahí el que sólo el 38% de los puestos de alta dirección son ocupados por mujeres y el 19% están afiliadas al IMSS.
La tarea que deberá llevar a acabo la próxima persona que ocupe la presidencia de México se pinta como monumental y la presión será más si la persona que resulta electa es mujer, porque las expectativas serán más altas y el contexto global complicado.
Las dificultades financieras que están experimentando los mercados, incluyendo al de China, impactarán también a México, y esto enmarcará el contexto en el que se lleve acabo el cambio de página rumbo a una 5T, con un color aún por definir.
De ahí el rol esencial que podría jugar una presidencia en femenino. Con un mensaje de inclusión que se mandaría desde la presidencia con la imagen de una mujer, acompañada de un” primer caballero” que aun no sabemos si se ocupará del DIF.
El chiste es que ya no sería tan raro ver a una mujer a cargo en el fractal mexicano.
¿Podrá esto revivir la fe en la democracia? Eso está por verse, pero lo que sí es seguro es que la inclusión nos caería bien a todos y aumentaría el PIB.
La igualdad de circunstancias ha sido un motor importante de prosperidad en la historia y su ausencia ha demostrado ser un manantial de pobreza. Como en el caso de Egipto, en donde los cafés están llenos de hombres viendo el football y las mujeres encerradas en casa. Reservadas al espacio privado y vetadas del público.
Sin el hombre son invisibles y es que la misoginia se contagia peor que la rabia. No sólo entre hombres, también entre mujeres. Porque mientras unas están aun dormidas y ni si quiera saben que fueron mordidas, a otras el feminismo les dura hasta que llega el tiempo de ponerlo a prueba.
En síntesis, vamos a necesitar mucha valentía y un Estado de Derecho fuerte. Porque si esto sigue así, ¿A cuantas más veremos triunfar?
La “mujer extraordinaria depende de la mujer ordinaria”, dijo alguna vez Virginia Woolf y esto debe de expandirse en una sociedad en donde no quepa el odio.
El último en salir, apague la luz.
Twitter: @StephanieHenaro