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Opinión

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AIFA, difícil despegue

Visité el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y traté de observar todo, sin prejuicios.

Para llegar, me tomó 38 minutos, de mi punto de partida a la terminal aérea. Y el regreso, lo hice en 40 minutos.

El traslado me pareció más corto que el que hago hacia el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y sobre todo, cuando hay exceso de tránsito vehicular.

No conocía el camino y con las indicaciones de la plataforma de geolocalización, resultó fácil llegar. Al realizar el recorrido, me di cuenta de que hubiera podido llegar siguiendo las indicaciones viales.    

El aeropuerto tiene vialidades de acceso amplias y bien construidas.

La terminal, la torre de control, las pistas y la infraestructura que le rodea, tienen buen aspecto.

No hay lujos. Su presentación es muy digna y sus espacios agradables. Hay zonas VIP para las recepciones oficiales y diplomáticas y para la recepción privada.

Apenas hay unos cuantos espacios comerciales abiertos, pero suficientes para el todavía escaso nivel de flujo de pasajeros. Los baños con temáticas distintas están impecables.

Se nota que fue construida por ingenieros militares y su mantenimiento es notable.

Observé muy pocas operaciones aéreas. Visité el centro de control y vigilancia, que sigue protocolos de avanzada.

Conocí al general Isidoro Pastor, el director del AIFA. Me pareció un militar muy amable, pragmático y sencillo. Observé en él carácter firme pero condescendiente. Domina toda la información relacionada con la operación del aeropuerto, en el que vive desde que fue inaugurado el 21 de marzo de este año.

Me pareció que el AIFA está muy lejos de ser el mejor aeropuerto del mundo como lo ha calificado el presidente Andrés Manuel López Obrador.

También está muy lejos en tamaño y concepto del cancelado hub aeroportuario, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM)

Sin embargo, me pareció que la infraestructura construida es muy valiosa –que por cierto es autosuficiente en la energía que consume basado en un sistema que opera con gas natural– y es una pena que no se utilice.

Registra un acumulado de 6,261 operaciones y casi 600,000 pasajeros, de marzo a noviembre del año en curso.

Mientras que el AICM tiene capacidad para 32 millones de pasajeros y registra un número de 50.3 millones de pasajeros. Está sobresaturado uno y el otro está semivacío.

A ocho meses de su inauguración, el AIFA opera con pérdidas y ha requerido de inyecciones fuertes del gobierno mexicano: por 951 millones de pesos en el 2022 y entre 2,300 y 2,400 millones de pesos para el próximo año 2023.

El general Pastor originalmente tenía previsto que, en dos años, el AIFA comenzara a cubrir sus gastos de operación.

Sin embargo, frente al incumplimiento de las aerolíneas, que se comprometieron recientemente a incrementar a 204 número de vuelos, para el mes de agosto, lo más probable es que el plazo se amplíe a tres años.

Por lo pronto en el gobierno mexicano, específicamente en la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, que encabeza Jorge Nuño ya están buscando alternativas que podrían redundar en un mayor número de operaciones y el aumento de pasajeros transportados.

El riesgo es que algunas de ellas como la quinta y octava libertad podrían afectar a las aerolíneas que operan en el país.

El AIFA podría recibir oxígeno si decretaran el uso exclusivo de servicio de pasajeros para el AICM y en consecuencia el AIFA reciba el negocio de la carga, para la cual tiene 12 recintos aduanales. Esta es otra medida que inevitablemente impactaría a las empresas del sector.

También me quedó claro que la operación de este aeropuerto que forma parte del sistema metropolitano de aeropuertos, no es la solución a la saturación del AICM, pero sí podría ser parte de ella, en la medida en que se conjunten las piezas y las voluntades para que el AIFA termine por emprender el vuelo. Por ahora registra un difícil despegue. Veremos.

Periodista desde 1975, ha trabajado ininterrumpidamente en periódicos, revistas, radio, televisión e internet. En los últimos 31 años se ha especializado en negocios, finanzas y economía. Es uno de los tres conductores del programa Fórmula Financiera, que se transmite por Grupo Fórmula.

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