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Opinión

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Adiós a López-Dóriga

El embajador de España Juan López-Dóriga ha concluido su misión en México.

Su estancia en el país no fue de lo más placentera desde el punto de vista laboral. Los ataques públicos y sistemáticos del presidente López Obrador en contra de España los recibió en su propio rostro.

La existencia de un pleito requiere de dos partes. La visión profesional y diplomática del embajador López-Dóriga ayudó a que la relación entre los dos países no se degradara, sin embrago, el presidente mexicano llevó la relación a un estado de “pausa”, rasgo no identificable en el vademécum de la diplomacia.

El rasgo destacable de todo buen diplomático es la discreción. Juan López-Dóriga lo fue durante su misión en México. No puso en pausa su trabajo, por el contrario, profundizó la relación con México en muchos ámbitos. Uno de ellos, el turístico.

El embajador narraba con orgullo el el número de vuelos semanales entre España y México sin incluir a Cancún: 40.

““Hay 7,000 empresas españolas trabajando en México; somos el segundo inversor en México después de Estados Unidos (…) La relación fluye en las dos direcciones. Hay 500 empresas mexicanas trabajando en España; México es el principal inversor en España después de la Unión Europea y Estados Unidos (...)”, comentó el embajador el 4 de abril en un evento de la agencia EFE.

En varias ocasiones tuve la oportunidad de charlar con el embajador López-Dóriga: agradable, dialogante y profesional. Me lo presentó Pascual Sarvisé, su Consejero de Comunicación al inicio de su misión. Profesional como pocos, Pascual entendía a la perfección la dinámica de los medios mexicanos. El tema de conversación que generaba más empatía, invariablemente, era la literatura.  No hubo comida en la que no recordáramos los libros de Marsé, Marías o Houellebecq.

Pascual siempre fue respetuoso con mis textos sobre el independentismo catalán. Sigo pensando que el problema fue potenciado por el entonces presidente Mariano Rajoy por haber judicializado el conflicto.

En alguna ocasión le dije a Pascual que el presidente Pedro Sánchez podría eliminar presión al conflicto indultando a los políticos catalanes que fueron ingresados a prisión. Y, en efecto, el presidente Sánchez colocó una “pista de aterrizaje” al conflicto a través de la mesa de dialogo y de los indultos.

Fue una lástima el momento en que Pascual me informó sobre su retorno a Madrid. Buen amigo. Y, ahora, también me resulta lamentable enterarme del retorno del embajador Juan López-Dóriga.

Es un privilegio conocer a diplomáticos como a los dos españoles que acabo de describir.

Si AMLO los hubiera tratado, quizá no hubiera insultado a España. Quizá.

Pero para el presidente de México, la política exterior sólo sirve para distraer. Al inventarse enemigos las emociones emergen.

Adiós, embajador.

@faustopretelin

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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