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Opinión

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Adiós a los billetes, hola a las Monedas Digitales de Bancos Centrales

“El que tiene dinero, tiene en el bolsillo a los que no lo tienen”

León Tolstói

Si hay algo ambivalente, que puede ser considerado al mismo tiempo como bueno o algo malo; como una bendición o una maldición, es el dinero. La historia, la literatura y por supuesto los textos filosóficos y religiosos están llenos de ejemplos que aluden la virtud o vileza que caracteriza a ciertos personajes dependiendo de la forma en que hayan dispuesto de éste. Al final, en ambos casos, se evidencia su importancia en las estructuras sociales que hemos construido.

Esta figura ha pasado de ser un grano codiciado en determinadas culturas, monedas de metales preciosos como el oro o la plata, o hasta llegar a este momento en donde la cuestión es ¿realmente el dinero necesita hacerse constar en papeles o monedas metálicas? La respuesta es claramente no, cada vez hay mayor cantidad de bienes cuyo valor puede ser significativo y que no se encuentran necesariamente materializados físicamente.

Esas diligencias custodiadas que trasladaban joyas y monedas de oro o plata, cada vez quedan más en los guiones cinematográficos porque las operaciones financieras actuales se realizan en segundos, por cantidades que difícilmente se podrían dimensionar si estuvieran apiladas billete sobre billete, y además, a través de un dispositivo celular; o sea que esa representación física del dinero poco a poco se ha ido desplazando para dar lugar fácticamente a las transacciones de dinero en forma digital. En otras palabras, la realidad está alcanzando a lo que todavía no hace mucho, era considerado como ficción.

Estos aspectos adicionados al desarrollo de las tecnologías, particularmente de la denominada blockchain, así como la fuerte presión ejercida en los mercados por el universo de criptoactivos disponibles y fácilmente accesibles para la mayoría de la gente, dan un incentivo adicional para que los diferentes Bancos Centrales del mundo evalúen la necesidad de dar el siguiente paso en materia de dinero: la creación de la Moneda Digital.

El primer punto importante es distinguir entre la Moneda Digital de un Banco Central (MDBC) o en inglés las Central Bank Digital Currency (CBDC) de las denominadas criptomonedas. Las MDBC independientemente de que no consten corpóreamente como actualmente puede ser un billete de $500 pesos, serían igualmente moneda de curso legal en la respectiva jurisdicción y contarían con las mismas características de ser un medio de cambio, una unidad de cuenta y una reserva de valor, lo que las criptomonedas no tienen al expresamente no ser consideradas como moneda (salvo el caso particular y acotado de El Salvador). Esto hace esencialmente la diferencia, en el primero de los casos las MDBC tendrían exactamente el mismo poder liberatorio y la exigibilidad de su aceptación que el papel moneda o la moneda metálica de un país, las criptomonedas no. Las MDBC están entonces respaldadas por el Banco Central de un país, las criptomonedas no; en suma, hay una gran diferencia en términos de garantía y confianza entre unas y otras.

Dicho lo anterior, de un tiempo para acá las autoridades financieras internacionales y los bancos centrales del mundo han estado analizando la pertinencia y sobre todo forma y consecuencias de adoptar esta modalidad de dinero. Por ejemplo, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) con un grupo de trabajo integrado por representantes del Banco Central Europeo, el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco Nacional Suizo, el Sistema de la Reserva Federal, entre otros publicaron en septiembre de 2021 un documento de actualización respecto de los avances en el referido análisis con mensajes clave como el hecho de que para que sea efectivo este sistema MDBC será necesario que haya un total involucramiento entre los actores del sector público y los del privado, precisamente en aras de asegurar la interoperabilidad del sistema, enfatizando la importancia en que el diseño e implementación de este sistema se haga en forma muy cuidadosa con la finalidad de cuidar la estabilidad del sistema financiero global y de las naciones.

En el mismo orden de ideas el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en atención de la orden ejecutiva 14067 emitida por el presidente Biden, publicó en septiembre de 2022 el reporte denominado “The future of Money and Payments”, en el que entre otros aspectos plantea las ventajas y desventajas para ese país en adoptar esa modalidad de moneda digital, explorando la posibilidad de que en principio pueda aplicar para ciertas transacciones mayores, entre entidades financieras, cámaras de compensación, etc. antes de llegar a una plena utilización por la totalidad del universo de usuarios y transacciones, al tiempo en que también expone algunos de los riesgos que pudieran derivar de su uso destacando los relacionados con lo concerniente al tema de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo. No hay que perder de vista que ya no se trata de billetes y monedas que basta conque sean recibidos para poder utilizarlos, sin que dicho dinero identifique por si mismo la cadena de propiedad que precede, ya que en este caso las unidades monetarias son de naturaleza informática y consecuentemente, técnicamente sería viable integrar esquemas de rastreabilidad e identificación de sus múltiples tenedores, lo cual se contrapone por otra parte con principios de privacidad y derechos humanos. En suma, el Departamento del Tesoro recomienda seguir adelante con los análisis de tales esquemas, observando en todo momento el respeto a la privacidad y los derechos humanos de los futuros usuarios, pero mitigando los riesgos de seguridad sistémica y nacional, priorizando la posibilidad de realizar transacciones internacionales y asegurando la relevancia del sistema financiero norteamericano en el contexto internacional.

Por su parte el Banco Central Europeo publicó en octubre de 2022 el documento inquietantemente intitulado “Ensuring adoption of central bank digital currencies - An easy task or Gordian knot”, incluyendo una relación de países en los que ya se están llevando a cabo pruebas piloto con MDCB y algunas de las lecciones que tales ejercicios están dejando, como por ejemplo el financiamiento de los costos transaccionales de implementación/operación entre los diferentes usuarios, considerando incluso las inversiones en infraestructura tecnológica especializada que en su momento se requerirá, entre otros aspectos.

Y aunque existen otros análisis similares de organismos internacionales, por lo que hace a nuestro país, el Banco de México, igualmente ha estado haciendo estudios y preparándose para una posible emisión de MDBC mexicana. Parte de los presupuestos importantes es el substancial crecimiento que ha presentado la transaccionalidad de transferencias a través del Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) operado por el propio Banco de México en donde se aprecia una notoria e indiscutible tendencia a incrementar el uso de ese tipo de herramientas electrónicas para la realización de pagos, aunque también, por el otro lado en el caso de economías como las nuestras existen adicionalmente otros factores estructurales complejos a considerar como el hecho de que hay poblaciones no urbanas todavía sin acceso a internet, sin dispositivos móviles inteligentes y que a la fecha no participan en el sistema financiero, o como suele decirse no están “bancarizados”.

Finalmente, es de esperarse que en un mediano plazo se pase de la etapa de pruebas piloto a la implementación institucionalizada de las MDBC en los diferentes países siendo probable que por las circunstancias nacionales no necesariamente se implementen con la misma arquitectura, infraestructura, alcance y puntos de acceso en todas partes, pero de que ahí vienen las MDBC, ahí vienen.

Twitter: @LBartolini

lbartolini01@gmail.com

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