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Opinión

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¿Ahí viene el comunismo?

En las últimas semanas, producto de una información falsa sobre una supuesta Constitución que impulsaría Morena en caso de ganar y que nacionalizaría todas las empresas privadas y las casas de descanso y alquiler, se desató en los medios de comunicación y entre varios analistas políticos una campaña para provocar miedo y rechazo al actual gobierno y a ese partido. Finalmente quedó claro que esa propuesta es de un grupo radical de izquierda que nada tiene que ver con el gobierno o Morena.

En nuestro país hay miedo no sólo a la palabra comunismo, sino a la palabra socialismo o izquierda. Comunismo y socialismo no son lo mismo, en el comunismo real no existe la democracia y la propiedad privada, mientras que en el socialismo, la democracia y la propiedad privada están protegidas en sus constituciones.

Para mí la explicación más clara de lo que es el socialismo o la izquierda democrática está en el libro Derecha e Izquierda de Norberto Bobbio. Escribe este libro para rebatir a Fukuyama que habla del fin de la historia y las ideologías y responde afirmativamente a la pregunta ¿existen aún la izquierda y la derecha?.

Para Bobbio existen las izquierdas y derechas radicales o extremas, ambas antidemocraticas, Stalin y Pinochet, pero señala que dentro de las democracias siguen vigentes las diferencias entre la izquierda y la derecha. En esta última, el gobierno se compromete a garantizar a la población sólo la igualdad ante la ley, mientras que un gobierno de izquierda democrática o centro izquierda, se compromete a buscar, además de la igualdad ante la ley, la igualdad social.

La mayoría de los países desarrollados son de centro-izquierda o socialistas democráticos, social-demócratas, ya que independientemente del gobierno que tengan en un momento dado, sus Constituciones garantizan la igualdad social y el estado de bienestar.

Suecia, Suiza, Holanda, Francia, Inglaterra, Italia, España y Canadá, entre otros, son países socialistas democráticos, que garantizan a toda la población, además de la seguridad y la igualdad ante la ley, un acceso igualitario a educación, salud, servicios públicos, vivienda, cultura, diversión y medio ambiente. Para lograrlo el Estado tiene un gasto público y una recaudación fiscal, superior al 40% del PIB. Son países que respetan e impulsan la propiedad y la inversión privada y para garantizar el estado de bienestar, recaudan suficientes impuestos.

México debería aspirar a ser un país socialdemócrata que garantiza dentro de una democracia la igualdad social. El gobierno de López Obrador está muy lejos de ser un gobierno de izquierda o socialdemócrata, su negativa a impulsar una reforma fiscal para aumentar los ingresos y el gasto público, lo convierte en un gobierno y un presidente conservador.

Hablar de una reforma fiscal es un tabú para los candidatos, pero si bien López Obrador pudo llevar cabo un aumento en los programas sociales gracias al combate a la corrupción y evasión, la austeridad, el uso de los recursos de los fideicomisos y un endeudamiento desproporcionado el ultimo año, esos recursos ya se acabaron o no pueden mantenerse como es el caso del endeudamiento. La necesidad de una reforma fiscal que aumente los recursos públicos es impostergable, si queremos avanzar en la igualdad social y en la construcción de un Estado de Bienestar.

Ciudadano interesado en las soluciones para el país y la Ciudad de México. Político mexicano, ha sido diputado federal (1988-1991), senador (2000-2006) y jefe delegacional de Miguel Hidalgo (2009-2012)

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