Buscar
Opinión

Lectura 3:00 min

Amenazas presentes

Roger Pardo nos propone interpretar las amenazas en términos de dependencia petrolera, estrategia competitiva, regionalismo y pobreza.

En el mes de noviembre del año pasado, una agrupación de jóvenes líderes que colaboran con el Instituto de Pensamiento Estratégico Ágora organizó una visita a nuestro país de Roger Pardo, anterior Subsecretario Adjunto de Defensa de EU para Asuntos del Hemisferio Occidental (2001-2006) y gran conocedor de los desafíos institucionales de la región latinoamericana, sobre todo en materia de seguridad.

En sus diversas intervenciones, Pardo fue contundente en señalar el gran dilema que enfrenta la sociedad mexicana: a pesar de contar con formidable potencial económico y con los argumentos para convertir ese potencial en prosperidad real, la ola de crimen organizado que ha presenciado el país representa una amenaza a la funcionalidad del Estado de Derecho y la vida propia del gobierno.

Ésta no es propiamente la tesis, escandalosa y superficial del llamado Estado fallido, sino el reconocimiento del los peligros alrededor de la guerra contra el crimen organizado. Sin embargo, a los ojos de este exfuncionario estadounidense, estos peligros no se derivan directamente de la ola de violencia y del poder de los cárteles del narcotráfico, como suele suponerse. Pardo insiste, en forma por demás controvertida, que el problema es todavía más grave: es una amenaza multifacética que se presenta en la debilidad del Estado, las instituciones y la sociedad civil, independientemente de la violencia y la guerra contra el narco.

Pardo recomienda reformas que permitan sentar las bases institucionales de una sociedad de ciudadanos libres y responsables. Se necesita erradicar las normas y leyes encaminadas a congelar los procesos sociales para ser sustituidas por leyes generales y establecidas de antemano que permitan desarrollar las fuerzas espontáneas que se requieren para el desarrollo individual.

Entre ellas destaca una reforma energética que permita invertir en el sector, al mismo tiempo que decidir sobre el servicio que demandamos; una reforma fiscal, cuyo principal objetivo debe estar encaminado a reducir la carga impositiva que impide el funcionamiento adecuado de la fuerza motriz del crecimiento: los incentivos y una reforma arancelaria, que nos haga identificar como el puente y la base estratégica del comercio interamericano.

Así se deben pensar los asuntos, por tan incorrectos u políticamente ofensivos que se presenten, como alternativas que nos sacudan y nos pongan a pensar, a pensar en serio, en alternativas incluso fuera de la caja convencional.

rsalinas@eleconomista.com.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas