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Bajos salarios, fuente de pobreza
La pregunta es muy profunda: ¿en México, el trabajo, es una puerta de salida o es una fuente de pobreza?
Y la respuesta, debería calar hondo en la conciencia de todos los mexicanos.
Históricamente, la estructura del mundo laboral en México, representa un sistema de reproducción de la pobreza.
Así ha sido por muchos años y, a la fecha, continúa siendo así.
Los bajos salarios y los contratos laborales, mayoritariamente, permiten que, al menos la mitad de los mexicanos, se mantenga atrapada en el círculo de la pobreza; en la supervivencia.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el país, cuatro de cada diez personas viven en pobreza.
Y, si sólo se considera la pobreza por ingresos –es decir aquella condición que define la situación de quienes no ganan lo suficiente para obtener lo más básico– alcanza a la mitad de la población.
Es decir, a una de cada dos personas, en México no le alcanza para lo más elemental.
Un reporte especial de la organización Acción Ciudadana, Frente a la Pobreza, revela que en México la pobreza está estancada; afecta a más del 40% de la población desde el año 2008.
Y la pobreza por ingresos, afecta a la mitad de la población, al menos desde el año 1992, en un promedio del 53%.
Aunque porcentualmente se ha mantenido más o menos en el mismo nivel, debido al crecimiento demográfico de la población, hay más personas en pobreza.
En el año 2008 eran 49 millones 500 mil personas y para el 2020 ya son 55 millones 700 mil personas.
Esto representa un crecimiento de 8 millones 200 mil personas más en pobreza, en 12 años.
Inegi y Coneval miden la pobreza con datos comparables desde 1992 en el primer caso y desde hace 30 años, para el segundo.
Hace 30 años, en 1992, había 46.1 millones de personas viviendo en pobreza por ingresos. En 2020 la cifra se elevó a 66.7 millones de personas.
Es decir, hay 20 millones de personas más viviendo en pobreza por ingresos en 2020.
En 30 años, la pobreza ha tenido alzas, un periodo de reducción significativa, aunque moderada, pero al final regresó a los niveles previos y el resultado es negativo: la mitad de la población carece de ingreso suficiente para lo más básico.
El problema central y su raíz es económica. Concretamente se produce por el ingreso laboral insuficiente, es decir, por los bajos salarios.
El termómetro más elocuente que demuestra que la pobreza se origina en el ingreso laboral insuficiente es el índice de pobreza laboral que se realiza cada 3 meses.
El dato más crudo es el más reciente de este año 2022.
Dejó ver que 18 años después de que se realizó la primera medición de la pobreza laboral se registró el mismo resultado que en el 2005: que el 38% de la población no gana lo suficiente para comprar una canasta alimentaria.
El salario está estancado desde hace 20 años.
Platiqué con Rogelio Gómez-Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. Me dijo que la pobreza se explica en buena parte porque durante mucho tiempo, los gobiernos mantuvieron una política de contención salarial que redujo el valor de todos los salarios. Además de que no existía la justicia laboral y el sindicalismo no funcionaba.
La estructura del mundo laboral ha permitido que se reproduzca el círculo de la pobreza. En México, enfatiza, los trabajos son en realidad fábricas de pobreza.
Para romper este círculo vicioso se requiere de la conciencia y acción del empresariado mexicano para lograr un salario suficiente hasta lograr un ingreso familiar digno.
El experto asegura que los programas sociales no abatirán la pobreza. Lo que realmente puede hacer que se supere la pobreza es el aumento de los salarios más bajos.
Ahora que se está revisando el salario mínimo, consideran que este debe ser suficiente para que se puedan comprar dos canastas básicas, con un aumento de 10% y 100 pesos al día como monto independiente de recuperación.
Eso por lo menos, sería un buen principio. Veremos.