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Opinión

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Buscando entender la distribución de fármacos

Es lamentable que este Gobierno haya satanizado el papel de la industria distribuidora de medicamentos sin tratar de entender o indagar a profundidad el rol vital que jugaban y que haya hecho a un lado de un plumazo el expertís en materia de compras construida en el IMSS.

Esa experiencia que el país acumuló -y que era vigilada por organismos internacionales como OCDE, Transparencia Internacional, ONGs, Cofece, SFP, etc- no la tiene el nuevo comprador que es UNOPS porque sencillamente ese organismo no ha hecho el tamaño ni la complejidad de compras que un mercado como México requiere. Su propia titular Grete Faremo lo ha reconocido.

El discurso presidencial señaló en un inicio a las distribuidoras como las causantes de la corrupción en el sector pero el mayor argumento fue que por ser simples intermediarias se quedaban con altas comisiones. Lo que no quedó claro es que ese costo estaba incluido en el precio del medicamento, de modo que a la fecha no se lo han podido ahorrar y sí, por el contrario, los costos del desabasto han sido demasiado elevados. Quedaron vetadas las 3 principales distribuidoras de fármacos en todo el país. A la fecha Fármacos Especializados está aniquilada, Dimesa está igual inhabilitada y Maypo sigue dando el servicio. No las defendemos si es que incurrieron en corrupción, pero había mejores maneras de combatirla sin generar sufrimiento en miles de pacientes desde hace ya 18 meses.

Hay que decir que en su momento los productores farmacéuticos no defendieron lo suficiente a las distribuidoras siendo un eslabón imprescindible de la cadena, y ésta se terminó rompiendo por completo. Ahora son las farmacéuticas las señaladas, las malas de la película, y tal parece que este Gobierno también las quiere desaparecer.

Con la compra encargada a la UNOPS nos traerán fármacos de todo el mundo buscando la máxima competencia, medida que por cierto no puede ser más neoliberal. Ya respondió ayer 10 de noviembre, el presidente López Obrador -se entiende que a exigencia de  UNOPs- que Cofepris les dará registro en automático a las proveedoras extranjeras, y lo dijo como si las nacionales fueran sus mayores enemigos; pero, lo más delicado, creyendo ciegamente en las autorizaciones sanitarios de otros países. Cuando haya problema de algún medicamento proveniente de un país lejano, a ver si Cofepris tendrá la misma respuesta en automático de parte de sus homólogos que lo aprobaron.

Qué lástima que la UNOPS le ha comprado al Gobierno los estigmas sobre nuestro sistema de proveeduría porque sería de lo más positivo que se sentaran a escuchar lo que les pueden aportar tanto las farmacéuticas como las distribuidoras del país del sector. Sería benéfico incluso para la propia UNOPS pues sus funcionarios no tendrían que hacer ese enorme esfuerzo desde cero lo cual les está llevando más tiempo del previsto; subiría su margen de eficiencia y bajaría su margen de error si fueran abiertos a recibir la experiencia histórica del proveedor local de un mercado como el mexicano.

Y aquí ponemos sólo un dato que nos comparte Rubén Hernández, de la Asociación Nacional de Distribuidores de Insumos para la Salud (ANDIS):

Una poderosa razón por la que este Gobierno no ha podido cubrir 100% el abasto de terapias está en que se requiere consolidar la oferta. Dadas las enormes cantidades que el sistema requiere, sólo el 11% de claves de medicamentos son cubiertas por un solo fabricante. Así por ejemplo, la licitación que hizo el IMSS en 2018 para el abasto de 2019 abarcó 650 claves. De éstas, 71 fueron cubiertas por un fabricante, 246 con dos o tres fabricantes y 333 (más de la mitad) por cuatro o más fabricantes. Si lo vemos por número de piezas, el 80% era abastecido en forma consolidada por varios fabricantes; dados los volúmenes uno solo difícilmente completa el total, y aquí el distribuidor hacía la tarea de consolidación, entre muchas otras.

La UNOPS no verá la distribución -será Birmex y Pedro Zenteno ya debe estar en ello-, pero lo que sí debe estar definiendo es cómo consolidar la oferta. O quizá lo resuelva con los megalaboratorios asiáticos que tienen capacidad de enormes volúmenes. Ya se habrá percatado de la complejidad.

Conforme han ido las cosas en el tema de compra y abasto de medicamentos, finalmente ha ido quedando en claro que las distribuidoras de medicamentos no eran simples intermediarias, ni se quedaban con grandes comisiones sin mayor esfuerzo.

Cada vez va quedando más claro que la estructura nacional creada a lo largo de tres décadas para el abasto de insumos tan especializados tenían un sentido y funcionaban mejor que hoy apertrechando el arsenal terapéutico para los mexicanos.

maribel.coronel@eleconomista.mx

Comunicadora especializada en temas de salud pública e industria de la salud. Cursó la maestría en Administración en Sistemas de Salud en FCA de la UNAM. Forma parte de la iniciativa www.HospitalsinInfecciones.com. Fundadora en 2004 de www.Plenilunia.com, plataforma de contenidos sobre salud femenina.

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