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Claudia y Xóchitl… Biden y Trump
Estoy seguro de que usted no conoce a Dean Phillips que es un congresista de 54 años que representa a un distrito de Minnesota. No le extrañe, fuera de la gente de Minnesota, muy pocos estadounidenses saben quién es este millonario, que multiplicó una enorme fortuna familiar, fabricando y vendiendo helados.
Hoy Dean Phillips está por convertirse en celebridad mundial. La razón es que es el único miembro demócrata del congreso que decidió que su partido va directamente a una derrota presidencial en la elección del año que entra. Por eso Phillips, se está ofreciendo como candidato presidencial alterno.
A diferencia de México y otros países, en Estados Unidos no son los partidos políticos quienes buscan, proponen y empujan con financiamiento y trabajo a los candidatos a puestos de elección popular. Aquí, son los propios candidatos quienes arman su estructura y organización de campaña y quienes buscan su propio financiamiento.
Dean Phillips es un admirador del trabajo presidencial de Joe Biden… “Es un presidente de gran competencia y éxito” dice
El problema que Phillips ve en el presidente es su avanzada edad y como millones de demócratas preferiría… “Una competencia… y no solo una coronación”.
Estoy seguro de que a pesar de que usted no vota en EE. UU., coincide con una encuesta reciente de la agencia AP de noticias. La Associated Press les pidió a votantes escogidos al azar en los 50 estados, que usando una o dos palabras describieran a Trump el republicano, y a Biden el demócrata, los dos candidatos presidenciales con más posibilidades de ganar en el 2024.
¿Sobre Biden las palabras más comunes que la gente usó fueron: "Viejo", "Anticuado", "Lento", "Confundido", “Indolente”, “inútil’.
Los resultados para Trump no estuvieron mejor: “Corrupto”, “Chueco”, “Mentiroso” “No confiable” “Malo” y… “Peligroso”.
¿Cómo llegamos a esta situación?
¿Cómo terminamos con candidatos que dividen tanto a la gente de los dos países?
¿Hacia dónde vamos en dos elecciones presidenciales con más perspectivas de problemas que de soluciones?
Los mexicanos estamos también ante una elección presidencial incierta y usted se tiene que preguntar, Como responderían en México ante las mismas preguntas de la AP.
Pero aún más importante; ¿Cómo sería la relación entre los dos países si Claudia Sheinbaum resulta elegida presidente de México?
Y también ¿cómo sería si Xóchitl Gálvez ganara?
Aún estamos a meses de que esto concluya, pero hoy, las probabilidades son abrumadoras de que 2 de los 4 candidatos mencionados, terminen en las dos presidencias afectando a nuestras vidas
Los dos gobiernos actuales en los dos países dicen que la relación entre ambos está en su mejor momento. Mentira, nunca han estado en su mejor momento. No pueden estarlo, porque la relación es fluida, y complicada. México y Estados Unidos se esfuerzan por llevarse bien y las embajadas de México en Washington y de Washington en la Ciudad de México hacen todo lo que pueden y lo hacen muy bien.
La próxima presidenta de México va a tener que hacer un cambio radical a lo que ha hecho el gobierno actual. Va a tener que entender que tener una buena relación con el Congreso en Washington es igual de importante que la relación con la Casa Blanca.
Considere usted lo obvio. Entre los republicanos que forman parte del congreso estadounidense y aun entre muchos demócratas, los desacuerdos sobre narcotráfico, inmigración y hasta comercio, van a requerir mucho trabajo de los próximos 2 presidentes.
Hoy en Estados Unidos el ala internacionalista demócrata y la más aislacionista del Partido Republicano tienen más diferencias que nunca.
Aquí se habla abiertamente de la intensa competencia con China que quiere quitarle a EE. UU. su supremacía global. Aun así, chinos y estadounidenses buscan soluciones de acomodo.
La situación sobre Rusia no es de competencia por ver quién supera a quién, sino por ¿quién apoya a quién? Los demócratas odian a Putin, pero los republicanos, especialmente los seguidores de Donald Trump parecen sentirse muy cómodos con el dictador ruso.
El tercer ángulo de este triángulo obtuso de relaciones mundiales es México. Ahí más que buscar acomodo o consenso lo que se buscan son soluciones inventivas que contrarresten las soluciones drásticas que le quedarían a Washington, si Trump y los republicanos ganan el próximo gobierno.
La cuestión es que aun si los demócratas se quedaran, Biden y sus demócratas necesitarán tomar medidas unilaterales contra las drogas que vienen de México.
En los debates políticos estadounidenses sobre el futuro inmediato, se sigue afirmando que no hay interés del gobierno mexicano por ayudar a su vecino a detener el tráfico de fentanilo.
Por eso para los republicanos, la voluntad de “eliminar a los cárteles" ya se convirtió en una prueba de fuego. Los candidatos al congreso, las gubernaturas y la presidencia todos quieren usar la fuerza militar en nuestro país, y en muchos estados sólo las soluciones drásticas son aceptables.
Solamente una vez cada 12 años, México y Estados Unidos tienen elecciones presidenciales en el mismo año. A diferencia de otros, en el 2024 los dos países lo único que comparten son represalias.
El mayor reto internacional que la próxima presidenta de México enfrentará, es sí continúa con las políticas del gobierno actual hacia su vecino del norte o si las cambia a fondo.
El alejamiento de la política económica de México de la antigua apertura comercial que mantuvo durante los 20 años anteriores llevó ya a violaciones del Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), que en el 2018 fue acordado para reemplazar al TLCAN.
En ese mismo periodo, los cárteles crecieron no sólo en lo letal de sus acciones, sino también en su sofisticación criminal.
Hoy los políticos estadounidenses, demócratas y republicanos coinciden en que México deconstruyó sistemáticamente lo que alguna vez fue una sólida cooperación bilateral en materia de seguridad. Hablan por ejemplo de la “Ley de agentes extranjeros” que en México limitó las operaciones de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) en todo el país, y con eso destruyó gran parte de la inteligencia procesable de México.
Ya ni que decir de los alegatos de ambos lados en cuanto a si México produce o no fentanilo, incluso cuando sus propias fuerzas armadas pregonan incautaciones mensuales de esta sustancia mortal.
La próxima presidenta de México tendrá que decidir si deja que los cárteles como acusa Estados Unidos controlen casi la mitad del territorio mexicano. Cifra que según muchos analistas mexicanos podría estar subestimada, porque siete de las 10 ciudades con mayor número de homicidios a nivel mundial per cápita, se encuentran hoy en México.
En la frontera mientras reina el caos y los cruces ilegales aumentaron a cientos de miles, complicando el otro tema difícil… el de la inmigración ilegal.
Todo lo anterior tuvo efectos muy nocivos para la economía de México. Por eso a pesar de los incentivos financieros para las cadenas de suministro cercanas al este de Asia, México, que representa aproximadamente una cuarta parte del PIB regional de América Latina y el Caribe, recibió solo el 17 por ciento de toda la inversión extranjera directa en la región en 2022… y no parece haber mejorado mucho en el 2023.
Con esta crisis de seguridad y con la incertidumbre política en los dos países, México ahora tiene aún que convencer a las empresas extranjeras de que es lo suficientemente estable y seguro como para respaldar las inversiones a gran escala.
Los desacuerdos en varios sectores estratégicos son la razón para que áreas nuevas e importantes como el de los semiconductores, no hayan levantado el vuelo que todos esperaban.
Estados Unidos también, tiene mucho que resolver en cuanto a las relaciones con su vecino. Aquí su sombría realidad, es la “impaciencia republicana” y la necedad de sus políticos de usar la fuerza de las armas para destruir a los carteles.
Las candidatas presidenciales de México tendrán muy pronto que responder a todo lo anterior definiendo como planean enfrentar estos retos. En Washington se ve a Claudia Sheinbaum, no solamente como la sucesora preferida de López Obrador, sino también como su par ideológico.
Xóchitl Gálvez, es poco conocida en Estados Unidos. Se percibe que surgió de la nada para capturar la nominación de la oposición al gobierno actual. Pero por eso seguramente, esta senadora tendrá que definirse también muy pronto acerca de cómo sería la próxima relación con Estados Unidos bajo su presidencia.
Las dos candidatas presidenciales mexicanas deberán enfrentar además de sus retos domésticos, el reto de los discursos políticos presidenciales estadounidenses, y el reto de las campañas en el congreso y su dinámica con la relación Estados Unidos- México
Por si fuera poco, la base del Partido Republicano acaba de salir de una pelea interna en la que Trump metió la nariz y con su impulso instaló a un ideólogo de la extrema derecha como presidente de la cámara de representantes, el órgano legislativo más difícil de controlar en el congreso. Este nuevo “Speaker” en su primer discurso al tomar posesión se refirió de lleno a la frontera, la inmigración desatada, el tráfico de drogas y el fentanilo.
Por último, considere también que aun si Biden es reelegido, el nuevo dominio republicano de la derecha más radical hará que su presidencia sea muy difícil. Y sobre todo le amarrará las manos a las soluciones diplomáticas que Biden ha preferido mantener con México.
Xóchitl, Claudia… Biden y Trump.