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Colón cambia de rumbo
La historia es una concatenación de hechos públicos y políticos que forjan la identidad de una Nación. Nos sirve para conocer el pasado e interpretar el presente. No hay un sólo país sobre el planeta que no tenga su propia historia; indistintamente del momento histórico universal en el que ésta haya sucedido, lo cual es una circunstancia que repercute directa o indirectamente, de manera abundante o exigua en su devenir.
Cristóbal Colón (1451-1506), almirante genovés creía firmemente que navegando directamente por occidente se podía llegar a oriente, concretamente a lo que él llamaba las Indias: Catay (China) y Cipango (Japón), tierras ricas en especias y otros valores. No sin trabajos convenció a los reyes de España, Isabel y Fernando, los cuales patrocinaron el viaje. Del reclutamiento de la tripulación se hicieron cargo Martín Alonso y Vicente Yañez Pinzón, los hermanos Pinzones que una cancioncilla hiciera famosos.
La madrugada del 3 de agosto de 1592, partieron del Puerto de Palos, la Niña, la Pinta y la Santa María. Después de 71 días de viaje sin divisar tierra alguna, con la tripulación a punto de motín, Rodrigo de Triana gritó: ¡Tierra a la vista! Lo que Colón supuso que eran las Indias, en realidad era la isla Guanahani, que hoy forma parte de las Bahamas. (Aquí recuerdo lo dicho por el humorista mexicano don Marco A. Almazán —cito de memoria—: “En su administración los presidentes mexicanos siguen el ejemplo de Cristóbal Colón, no sabía dónde iba, no supo adónde llegó y todo lo hizo con dinero prestado”).
¿Es Cristóbal Colón personaje de la historia de México? Directamente no. En ninguno se sus viajes tocó tierra de lo que hoy es México. Pero indirectamente claro que forma parte y de manera cuantiosa, por la repercusión de su empresa, en el devenir de nuestra nación, así como en la historia universal. Abrió la puerta de lo que después se llamó América, continente del que México forma parte, y que fuera conquistado y explotado por los españoles, a los que hoy el gobierno de la 4T exige perdón por el trato dado a los naturales de nuestro territorio. (Aunque los mexicanos de hoy y de siempre, durante 500 años, también hemos maltratado a los naturales —dueños— de nuestro territorio).
Pero la historia debe analizarse y juzgarse con el parámetro del momento de los acontecimientos, no con los instrumentos de cálculo de los años posteriores. El mestizaje, el idioma, la religión, la cultura, en fin, 500 años de historia que forjaron nuestra identidad nacional no pueden ser borrados con las vísceras.
Nuestra ciudad, cuya historia nos pertenece y nos constituye, contó hasta el pasado 10 de octubre del 2020 con un monumento a Cristóbal Colón, el primero que se instaló en el Paseo de la Reforma en 1877, durante el primer período de gobierno de Porfirio Díaz. Aunque la escultura fue realizada en Francia por Charles Cordier y llegó a Veracruz en 1875 cuando todavía gobernaba Benito Juárez. Durante 143 años las palomas defecaron en la efigie del almirante y en la figura de los cuatro frailes que lo acompañaron en el túmulo, por haber sido, supuestamente, benefactores de los indígenas: Pedro de Gante, Juan Pérez de Marchena, Diego de Deza y Bartolomé de las Casas —no confundirlo con Fray Manuel Bartlet—.
Hoy sabremos, según anunció la Jefa de Gobierno, en dónde será instalada la estatua de don Cristóbal, sin que se sepa si irá con sus cuates los curas o solo. Se ha dicho que será albergado en el Parque América, en Polanco. Supongamos por un momento que la figura tuviera vida e inteligencia propia y lo mandaran alojarse en el susodicho jardín en la calle de Horacio, con su sentido de la orientación sería capaz de asentarse al pie del Cerro del Chiquihuite.
Alerta aeropuerto
¿Se imaginan lo que puede contener la valija diplomática de nuestro nuevo embajador en España?