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Opinión

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Crisis en el sector salud

La renuncia de Martínez Cázares ha puesto de relieve las repercusiones económicas que está trayendo la política de austeridad del gobierno de López Obrador.

Siendo como han sido las cosas en México, seguramente había en el Instituto Mexicano del Seguro Social despilfarro de recursos e incluso posiblemente prácticas de corrupción. Pero la forma en que fueron enfrentadas por la actual administración esas posibles conductas inadecuadas deja mucho que desear y enciende luces rojas respecto al estilo personal de administrar del presidente Andrés Manuel López Obrador. Porque si Germán Martínez Cázares era inadecuado para esas tareas de limpia en el IMSS, ¿para qué fue designado? ¿Y si era adecuado, por qué lo sometió el presidente a una subordinación indigna e inaceptable con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que sólo podría terminar en su renuncia?

La renuncia de Martínez Cázares y la larga carta con que la acompañó tienen muchas implicaciones ominosas, pero a continuación quisiera concentrar la atención en dos: la crisis por insuficiencia de insumos y medicamentos en que ha caído el sector salud en general y el Instituto Mexicano del Seguro Social en particular, y las repercusiones económicas que está trayendo la política de austeridad del gobierno de López Obrador.

Ya ha habido en varias entidades del país marchas de médicos y enfermeras en protesta por la falta de medicamentos y materiales para atender a los pacientes. Y en lo específico, en el Instituto Mexicano del Seguro Social esa crisis se ha agudizado por el retraso en el proceso de compra consolidada de medicamentos y materiales de curación. Asimismo, en los meses que han transcurrido del año los gastos de inversión por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social se encuentran en su nivel más bajo desde 1990. En lo específico, el gasto en inversiones físicas de la entidad resultó en el primer trimestre aproximadamente 80% menor que en el mismo periodo del 2018.

En la década de los 70 estuvo de visita en México un investigador de la Universidad de Yale, que al estudiar el comportamiento del gasto público en el largo plazo descubrió un patrón cíclico de reducción de ese indicador en el primer año de todos los sexenios presidenciales. El hallazgo resultó tan revelador, que dio lugar a la caracterización de dicho fenómeno como ciclo de Koehler. Me pregunto si no han caído en la cuenta los altos funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en la Cuarta Transformación que ya el régimen se encuentra sumido hasta el cuello en dicho ciclo. Los datos señalan que en el primer trimestre del 2019 el gobierno federal ya traía un subejercicio presupuestal de 40,000 millones de pesos.

Columnista

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