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Del INCO a Profeco
A lo largo de una trayectoria, Clara Jusidman ha combinado al servicio público con una intensa labor comunitaria. Fundadora de Incide, durante un cuarto de siglo trabajó en distintas instituciones gubernamentales, donde es altamente valorado su paso por el Registro Nacional de Electores y también, como secretaria de Desarrollo Social durante el trienio de Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de gobierno en el extinto Distrito Federal.
Sobre la economista, constructora de instituciones, hubo en este espacio una referencia a propósito de la estancia de Andrés Manuel López Obrador en el INCO —fue director de investigaciones en esa dependencia, bajo las órdenes de Jusidman— (Detrás de la Profeco, 18/08/2024) y también una alusión al papel mediador entre empresarios y consumidores de la Procuraduría Federal del Consumidor, mismas que le motivaron un apunte, que se reproduce textualmente:
“El Instituto Nacional del Consumidor y la Profeco nacieron en 1975 por iniciativa de Porfirio Muñoz Ledo (entonces secretario del Trabajo y Previsión Social) dentro de la estrategia amplia de proteger el salario de los trabajadores en su ejercicio.
“En el sexenio de Luis Echeverría y mediante la Comisión Nacional Tripartita se crearon el Infonavit, el Fonacot, el CONAMPROST y varios otros organismos para atender a los trabajadores organizados. Después se crearon el INCO y la Profeco”.
“El INCO tenía muchas funciones que se tomaron a partir de experiencias de otros países de Europa y del Instituto de la Demanda Interna de Cuba como organismos protectores de los consumidores, nunca para mediar entre consumidores y productores. Se montó un laboratorio —que funciona hasta ahora— para revisar de manera comparativa los productos e informar a los consumidores; se publicaban comparaciones de precios de alimentos, electrodomésticos e incluso en la época de los pactos, de laboratorios de análisis clínicos, hospitales, insumos para la agricultura y otros; se publica hasta ahora la Revista del Consumidor y en ese entonces, un periódico. Y había un teléfono (568 87 22) para responder a preguntas de los consumidores.
“Carlos Salinas, en su afán de reducir al Estado, empezó cancelando delegaciones estatales del INCO y terminó sumando el INCO a la Profeco que estaba bajo la dirección de Salvador Pliego Montes, quien siempre resintió la gran presencia del INCO en los medios. Él no inventó nada”.
Jusidman estuvo en el INCO cuatro años y en ese lapso procuró seguir la senda de servicio trazada por Santiago Sánchez Herrero. En 1989, por decreto presidencial, el Instituto se fusionó a la Profeco y se convirtió en una “institución de abogados, sin imaginación y con una enorme falta de creatividad y compromiso”.
Efectivamente. Hasta 1988, el INCO-Profeco se abocó fundamentalmente hacia la prestación de servicios al consumidor en torno a la protección de sus derechos e intereses, y a la promoción y apoyo a la formación de organizaciones de consumidores. A estos rubros se agregaría, a partir de 1989, el de inspección y vigilancia de los precios y tarifas autorizados, concertados o convenidos entre los diferentes sectores, función que ahora privilegia y que muchos añoran… por las malas razones.
Efectos secundarios
¿FALSA ALARMA? Ya había pasado el mediodía. Muchos de los trabajadores —de confianza y sindicalizados— de la Secretaría de Gobernación asignados al edificio de la calle de Roma, en la colonia Juárez, salieron abruptamente y se agruparon en la calle, frente al Sumesa. No había sonado la alarma sísmica. Se trató de una amenaza de bomba a la torre ejecutiva donde despacha el director general de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, a la que llegó un escuadrón de la Guardia Nacional especializado en detección de explosivos y personal de la Coordinación de Protección Civil.