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Desabasto de psicofármacos, deshilvanando sus enredijos
¿Qué pasa con los tratamientos psiquiátricos en México? ¿Porqué vuelve a presentarse un desabasto en todo tipo de fármacos genéricos para salud mental?
Es cierto que una de las razones es el desorden y falta de planeación en las compras de medicamentos de parte del gobierno, pero no sólo eso; hay otros elementos que están en juego, muy particulares sobre el funcionamiento de un sector productivo tan especializado.
Esta vez el desabasto es generalizado y no sólo en instituciones de gobierno; también en farmacias privadas.
Como lo hicieron ver con sus desplegados la Asociación Psiquiátrica Mexicana y la Sociedad Mexicana de Neurología Pediátrica, es muy preocupante la recurrente escasez de medicamentos de prescripción especializada; para los pacientes es riesgoso desestabilizarse por interrumpir su tratamiento. Entre los psicofármacos vitales que hoy escasean están: metilfenidato, clonidina, lisdexanfetamina para déficit de atención e hiperactividad (TDAH); antiepilépticos como oxcarbazepina, clonazepam, fenobarbital o ácido valproico intravenoso; antidepresivos como amitriptilina, imipramina, nortriptilina y antipsicóticos como la risperidona. También hay angustia por la escasez de litio, alprazolam y clozapina, esta última es única opción para esquizofrenia resistente en niños y adolescentes.
Entre los factores de este desabasto está la tardanza en la programación de compras gubernamentales, el desvío de la demanda pública a la privada, la imposibilidad de cambiar recetas en productos controlados, la lentitud de trámites ante Cofepris y los propios problemas de una manufactura tan especializada.
En principio, se ha elevado significativamente la demanda de estos fármacos en farmacias privadas; por efectos de la pandemia y porque no hay abasto suficiente en instituciones de salud pública. La gente termina sacando del gasto familiar para comprar sus medicamentos, pero ahora ni pagando de su bolsillo se encuentran.
La transición de la demanda hacia el sector privado se da desordenada. En el Sector Salud se recetaron muy pocas piezas respecto de lo histórico debido en parte a que hoy los médicos del IMSS, ISSSTE y demás instituciones de gobierno están limitados a prescribir lo que hay en almacén, y ni siquiera pueden decirle al paciente: ´toma esta otra receta y ve a comprarla a la farmacia.´ El paciente queda en tierra de nadie hasta que puede pagar médico privado para obtener receta y recurrir a la farmacia.
Los laboratorios ante la menor demanda pública no se previnieron oportunamente para cubrir el incremento en privados. Nos comparte un directivo que no era fácil saber con certeza que iba a subir en tal dimensión la compra privada. Lo normal es que haya proveedores sustitutos. Si no lo produce Psicofarma, lo saca Pisa o Sandoz, o en el caso de fármacos de patente, Novartis, Pfizer o Roche u otras. Esta vez nadie lo previó pues tenían como muy predecible el segmento privado y no suelen fabricar más allá del consumo histórico. Son productos que caducan y no pueden guardarse por mucho tiempo.
La lucha antinarcóticos es otro factor porque exacerba el tortuguismo del regulador sanitario. Presionado a dar estricta vigilancia a medicamentos controlados, es extremadamente cuidadoso en cada paso y ello ralentiza las de por sí lentas autorizaciones; a ello se suma la desconfianza del gobierno ante toda la industria, y además, hay mucho personal nuevo sin experiencia que da cada paso con pies de plomo y hace muy tardada la toma de decisiones.
Una consecuencia es la tardanza de permisos de importación y excesiva lentitud en la entrada al país de materia prima; en otras ocasiones hay carencia mundial de sustancias activas para farmoquímicos que son materias primas sin gran rentabilidad y, por tanto, bajo interés por producirlas. Ahí está el caso de clozapina cuya materia prima se ha vuelto difícil de conseguir, y aunque el laboratorio Psicofarma está en proceso de fabricarla aquí, pasarán años para que Cofepris les autorice a incorporarla.
A todo esto, la solución sería un plan de autosuficiencia de farmoquímicos y medicamentos estratégicos o vitales de salud mental, pero para ello primero romper con el estigma contra una industria nacional proveedora de productos tan delicados que por suerte sí la tenemos en México.
Novartis tampoco vende ya clozapina
En relación con el desabasto de Clozapina -fármaco vital para esquizofrenia u otros padecimientos psiquiátricos- y el desmesurado alza de su precio al público, ya no sabemos cuál es la empresa que lo produce y abastece. Porque Psicofarma no lo está fabricando ni vendiendo, y Novartis -que se entendía había quedado como única proveedora- tampoco. La casa farmacéutica de origen suizo nos informó que desde 2015 dejó de comercializar y surtir dicho medicamento incluso para el sistema de salud pública. ¿Cuál es entonces la empresa que lo está vendiendo con sobreprecio de 500%? Seguiremos averiguando.
Corrupción en Cofepris; ¿y las denuncias?
No es cualquier anuncio que el regulador Cofepris reporte el despido de once funcionarios por participar en presuntos actos de corrupción. Para un anuncio de esa magnitud debería de haber detenidos y consignados; no sólo separados del cargo. Se informó que entre los actos de corrupción estuvo filtración y destrucción de información de diversos proyectos de modificación de las Normas Oficiales Mexicanas. Falta que expliquen a detalle en qué consistieron, y la gravedad, así como informar los nombres y los cargos de quienes incurrieron en las faltas.
San Pablo Farmacia lanza su super
“Mi Súper Natural” es un nuevo formato que San Pablo Farmacia lanzó en 160 de sus sucursales. La idea es que los clientes hagan su súper en la farmacia, ofreciéndoles más de 100 productos no farmacéuticos, tales como botanas, alimentos base, ingredientes para cocinar y bebidas saludables. A ver qué tal le va a la empresa que hasta ahora era solamente una red de farmacias; la nueva experiencia de compra la arranca en sucursales ubicadas en Ciudad de México, Estado de México, Querétaro, Puebla, Guadalajara y Cuernavaca.