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Opinión

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Detrás del Mexicable

Hace una década, en el apogeo del peñismo, los mexiquenses eran el referente de la administración pública. Las asociaciones público-privadas se extendían como el vehículo para instrumentar los proyectos de infraestructura y los fideicomisos, como el vehículo financiero para asegurar los recursos necesarios.

Entonces, el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, encargó el proyecto de un teleférico en la Sierra de Guadalupe a la Secretaría del Agua —no a la Secretaría de Comunicaciones— y a un consorcio, tras de constituir un fideicomiso en el que se concentraron 768 millones de pesos de las arcas estatales y otros 460 millones de los inversionistas privados.

La administración priista había imitado al gobierno capitalino en el ordenamiento del transporte público de pasajeros, con la construcción de una red de línea de BRT la zona oriente de la entidad. Pero con su teleférico —Mexicable— se puso a la vanguardia en las soluciones de movilidad en la megaurbe.

El proyecto para ampliar la Línea A del STC Metro de La Paz a Chalco quedó a cargo de la Federación pero las transferencias de recursos no llegaron entonces. En 2017, Ávila Villegas entregó la gubernatura a Alfredo del Mazo, quien apostó por ampliar el Mexicable con una tercera línea que conectaría a Huixquilucan con Naucalpan que requeriría una inversión de 3,000 millones de pesos. Como el Tren Interurbano y el Suburbano al AIFA, el nuevo Mexicable es una promesa delmacista que materializará la gobernadora morenista, Delfina Gómez. La diferencia está en el trazo y el modelo de financiamiento. De acuerdo con el diputado priista Enrique Jacob Rocha, la nueva administración estatal había contemplado otras prioridades en el presupuesto de obras para el 2024.

Al margen de estos debates, los concesionarios de estas megaobras. Mexiteleféricos es la filial del Corsorcio Aristos que desde hace una década incursionó en este modelo de transporte, con la línea 1 que presta el servicio de San Andrés de la Cañada a Vía Morelos, en Ecatepec de Morelos. La obra inició cuando Eruviel Ávila era gobernador y fue inaugurada —tras dos años de trabajos— por Enrique Peña Nieto en el 2016. Hace 11 meses, Del Mazo inauguró la línea 2, que parte de Indios Verdes y cruza la Sierra de Guadalupe. Ese grupo constructor, cuyo fundador fue José Abed, ha edificado otros proyectos de gran envergadura para las administraciones moneristas. Entre ellos destacan: la línea 2 del Cablebús, que conecta la zona oriente de Iztapalapa; la calzada flotante de la segunda sección del Bosque de Chapultepec y las obras complementarias de la terminal 2 del AICM.

En el 2021, Del Mazo buscó recursos federales para cumplir con una de sus principales promesas de campaña. A cambio de autorizar esa ampliación del teleférico, el gobierno federal lo comprometió a cumplir con las obras viales requeridas para la apertura del nuevo aeropuerto Felipe Ángeles y la primera fase del Tren Interurbano México-Toluca. Ahora con Delfina Gómez al frente de la administración estatal, el Mexicable se extenderá a las barrancas de Naucalpan. El trazo original cubre un recorrido de 10 kilómetros entre Chamapa y el CETRAM Toreo, en los límites con la Ciudad de México.

El proyecto —de alta complejidad técnica— estaba listo a finales del 2020. La pandemia y las megaobras de la Cuarta Transformación lo habían condenado al olvido.

alberto.aguirre@eleconomista.mx

Periodista y columnista de El Economista, autor de Doña Perpetua: el poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo. Elba Esther Gordillo contra la SEP.

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