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El México maduro
Recientemente celebramos el día del abuelo en nuestro país. Lejos de ubicar en el romanticismo y la nostalgia la figura del adulto mayor, mucho hay que recapacitar sobre el real valor y atención que los adultos mayores tienen en un país cuyas políticas públicas se han centrado en la devolución de la dignidad y la mejora de economía por vías asistencialistas, de quienes componen ya un porcentaje considerable de nuestra población. Según la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento en México, practicada por el INEGI y la Universidad de Texas, la ruta para llegar a un país maduro ya está en curso y llegaremos a un escenario donde habrá que tomar acciones de forma inmediata y preventiva. En el país existen 25.9 millones de personas mayores de 53 años donde 54% son mujeres y 46% son varones. De este gran cúmulo, 28% se encuentran en una situación de desempleo y más de las dos terceras partes han expresado que no cuentan con los medios suficientes para sustentar una vida económicamente holgada. Los datos de la encuesta revelan por igual que, a pesar de la precariedad de algunos, el 72% de los encuestados se sienten satisfechos con lo logrado en su vida.
Sin embargo, la dura realidad aqueja a este sector poblacional de distintas maneras y tiende a aislarlos en dolorosos retiros de una sociedad que avanza sin esperarlos de manera alguna. Tan solo en lo que a discriminación laboral respecta, la Encuesta Nacional sobre Discriminación señala que dos de cada nueve posibles empleadores consideran justificado el negarle un trabajo a una persona adulta por su posible falta de pericia o capacidad. A su vez, los datos contenidos en el estudio nos permiten saber que, de las personas mayores de 60 años, es un 70% más probable que un varón encuentre trabajo que una mujer dentro de ese rango.
Lo cierto es que, mientras no se articule un sistema integral y coordinado para la atención de las necesidades de la población mayor, el asistencialismo por medio de transferencias de efectivo resultará insuficiente para paliar sus carencias. Es requerido con urgencia el refuerzo del sistema de salud, la adecuación de espacios públicos así como la creación de vínculos productivos y de convivencia para quienes en 2025 se estima que podrían representar un serio problema social. La reducción de las tasas de mortalidad y de natalidad, incrementan la edad promedio del mexicano y obligan a la planeación de políticas públicas encaminadas al adulto mayor. De no atenderse, el número de personas mayores en condiciones de abandono podría rondar los 15 millones para ese año.
Por tanto, no solo habrá que crear condiciones desde lo público, sino voltear la vista con valores hacia quienes ya han cumplido con sostener en pilares este país. Un México sensible y más humanizado hacia los valores de cuidado y respeto es no solo deseable, sino necesario.
@gdeloya