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Opinión

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El arte de cobrar impuestos a los millonarios

El sentido común dicta que la contribución debe ser proporcional a la capacidad de cada uno, pero las complicaciones aparecen si profundizamos.

Un grupo de multimillonarios franceses solicitó que se establezca una contribución excepcional para las personas con mayores ingresos. No es una broma, sino una propuesta seria en medio de una grave crisis fiscal en Francia.

La lista de millonarios solicitantes suma 16 personajes e incluye a la mujer más rica de ese país, Liliane Bettencourt, propietaria de L’Oréal, y a los presidentes de empresas como la petrolera Total, Air France-KLM, Danone y el banco Société Générale.

No estamos en la Revolución Francesa, cuando un grupo de nobles pidió la abolición de los privilegios, pero se trata de un gesto simbólico que muestra conciencia ante la situación, comentó Le Nouvel Observateur. Francia tiene un crecimiento cero y un déficit fiscal de 5.7% del PIB. La carta de los millonarios se difunde antes del anuncio de una serie de medidas gubernamentales, entre las que se espera un impuesto especial para los que ganan más de 1 millón de euros al año.

Contribución voluntaria y excepcional o revisión del sistema fiscal Ése es el dilema y así ha sido reflejado en las reacciones a la insólita propuesta, que tiene ecos en el manifiesto de Warren Buffet y Bill Gates del 2010.

Hace un año, estos millonarios pidieron a su gobierno aumentar fuertemente los impuestos a las herencias y a las grandes fortunas. Sólo pago una tasa de 17.4% de impuestos sobre mis ingresos tasables (menos de 10 millones de dólares) , reconoció Buffet, principal accionista de Coca-Cola y Gillete, y poseedor de la tercer mayor fortuna del planeta. La inminente decisión de Francia de subir los impuestos a los más ricos no es una rareza en el contexto europeo. Alemania creó en el 2007 una tasa especial de 45%; Inglaterra tiene una súper tasa de 50%; Grecia recientemente inventó impuestos especiales a los propietarios de yates y residencias de lujo. Como referencia, en México el impuesto máximo es de 30 por ciento.

¿Es conveniente subir los impuestos a los más ricos? Lo primero que viene a la cabeza es SÍ, con mayúsculas. La contribución debe ser proporcional a la capacidad de cada quien, nos dicen el sentido común y la ética, sea religiosa o laica. Pero las complicaciones y los matices aparecen cuando profundizamos.

Empecemos con la forma como se genera el ingreso: no es lo mismo ganar 1 millón cobrando rentas que producirlo luego de arriesgar el capital fundando empresas. Continuemos con el monto de los ingresos necesarios para ser acreedor a una tasa especial: en Estados Unidos, por ejemplo, se debate si son 250,000 o 1 millón de dólares de ingresos anuales. Para complicarlo más, destaquemos la competencia entre países. Hay 16 millonarios franceses dispuestos a pagar más impuestos en su país. Muchos más que 16 pondrán su dinero en donde obtengan mejores beneficios. Hay países de Asia, África o América Latina que ofrecen facilidades fiscales. Cobrar más a los que están en lo más alto de la pirámide puede arrancar aplausos en la tribuna, pero provocar un agujero en las arcas públicas. Eso lo saben los cobradores de impuestos en Francia, Estados Unidos o México.

Lo más difícil de entender en el Universo es el impuesto a la renta , consideró Albert Einstein. Sí debemos cobrar más a los que más tienen, ¿pero cómo? Quien encuentre la respuesta, podría enviarla en güija al descubridor de la relatividad.

lmgonzalez@eleconomista.com.mx

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