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Opinión

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El impuesto más indignante y caro

El impuesto que pagan los mexicanos al narco para sobrevivir con miedo puede superar el costo de la inseguridad y empobrecernos rápidamente.

Mucho se ha hablado recientemente sobre el costo de la inseguridad en México. Hay muchas formas de medirlo, sumando el costo de las policías privadas y públicas así como el costo de nuestras cárceles (todo esto equivale a cerca de 3% del PIB). Pero también habría que sumar el costo del Ejército y de los botines que pasan de manos de víctimas al crimen, este último se estima en cerca de 2% del PIB (esto a pesar de que 75% de los crímenes no se denuncian). A todo esto, además, faltaría sumarle otros dos costos: el de vidas humanas y el indirecto de pérdidas de productividad, empleos e inversiones que dejan de llegar al país así como los cambios en los patrones de consumo de la sociedad por miedo. Algunas encuestas señalan que las pérdidas en productividad así como el gasto en tratamiento psicológico y visitas a hospitales por inseguridad pueden representar hasta 7% del PIB.

Esta cuenta ya llega cerca de 15% del PIB sin contar vidas y el costo de la percepción internacional. El hecho de que México sea percibido como uno de los países más violentos del mundo (a pesar de que estemos por debajo de las tasas de homicidios de Colombia o Brasil) e inclusive un país donde ocurren genocidios (sin que existan tales) implica mayores pérdidas.

Hoy fuera de México lo único que se escucha es la matanza de los 72 migrantes. Esto no sólo es indignante, sino triste ya que muchas inversiones que antes hubieran llegado a nuestro país jamás lo harán. La causa de estas 72 muertes y la de los más 10 presidentes municipales se llama negación a pagar el impuesto al narco o el derecho de piso .

Este impuesto es el más regresivo y caro del mundo, ya que no contribuye en nada a la sociedad al no generar escuelas, alumbrado público o cualquiera de los servicios públicos y enriquece a los mexicanos más violentos.

Aunque no es mucho lo que los mexicanos podemos hacer de forma aislada, necesitamos actuar de forma coordinada a través de instituciones ciudadanas e internacionales para acabar con este abuso que nos empobrece a todos, mucho más rápido de lo que pensamos. Una forma es proporcionar información a organizaciones de derechos humanos, defensa de migrantes, internacionales y mexicanos unidos contra de la delincuencia para que así más gobiernos y organizaciones internacionales conozcan el peligro de algunas zonas y puedan prevenir a sus migrantes.

rgallegos@eleconomista.com.mx

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