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Opinión

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¿Eliminación del cambio de horario?

Hay asuntos más prioritarios y urgentes que cambiar el horario, como enfrentar la creciente inseguridad, corrupción, insuficiencia en salud y de las finanzas públicas que se encarrilan a una crisis...

El horario cambia dos veces al año: el primer domingo de abril lo adelantamos una hora para el llamado horario de verano (day light saving time) y el último domingo de octubre lo retrasamos para que rija el horario normal (standard time). La razón por la que se adoptó este mecanismo fue para aprovechar mejor la luz solar durante el tiempo en el que se realizan las actividades productivas y sociales con el fin de ahorrar en la generación y consumo de energía eléctrica.

En esta época de transición energética, los ahorros en energía ya son mucho menores. Por ello, a fines de marzo, el Senado estadounidense aprobó por unanimidad una legislación para eliminar este cambio de horario, adoptando permanentemente el horario de verano. Dicha legislación aún debe ser aprobada por la Cámara de Representantes para ser firmada como ley por Biden y entraría en vigor en noviembre de 2023.

Muchos congresistas han externado que por ahora el tema no es prioritario, y muchas asociaciones médicas y de la sociedad civil han expresado que, si bien están de acuerdo en homologar el horario, es un error hacerlo con el de verano y no con el normal. Aducen argumentos científicos: el horario normal está asociado con el ritmo circadiano de los humanos y disrupciones a ese ciclo como adelantar una hora, se vinculan con mayores riesgos de obesidad, síndromes metabólicos, enfermedades cardiovasculares y depresión. Alteraciones al ritmo circadiano afectan los ciclos celulares del cerebro, del corazón e hígado. También influyen en el comportamiento humano, causando mayor irritación y la probabilidad de aumentos en las tasas de criminalidad y accidentes.

Pero se ha mencionado que esos efectos son muy exagerados y subestiman la capacidad de ajuste del cuerpo humano. El cambio de horario es equivalente a lo que le pasa a un viajero intercontinental que pasa por diferentes husos horarios. Al retornar a su ambiente habitual, su reloj humano se adapta a la discrepancia con el reloj ambiental, quizá en cuestión de pocos días, sin efectos permanentes. Por ello, no tiene mayor relevancia si se hace la unificación con el horario normal o con el de verano.

López Obrador señaló que en breve enviará al Congreso una iniciativa para eliminar los cambios de horario y para adoptar el horario normal. Mencionó que el ahorro anual en energía por tener los dos sistemas es de “sólo 1,000 millones de pesos”. La iniciativa de López Obrador nos resultaría a todos más cómoda; pero fiel a su estilo desaseado, politiza el tema. Dijo: “antes a los presidentes los acalambraban los tecnócratas, les decían, eso no se puede hacer y el presidente hacía caso, lo tenían como pelele”. Mencionó que ya tiene una encuesta que realizó la Secretaría de Gobernación favoreciendo la eliminación… pero no la difundió. Habló de que se tienen estudios que demuestran las afectaciones a la salud, pero… no los dio a conocer.

Hay asuntos mucho más prioritarios y urgentes que cambiar el horario, como son enfrentar la creciente inseguridad, corrupción, insuficiencia en salud y de las finanzas públicas que se encarrilan a una crisis. Por mencionar solo algunos.

Twitter: @frubli

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Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.

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