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Opinión

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Emputinados

Foto: Reuters

No hace falta aclarar que no soy internacionalista. Mis amigos saben bien que estudié psicología y antropología social. Sin embargo, la afectación emocional que (según yo) padece buena parte de este mundo me incita, justo como psicóloga, a atreverme a hacer algunas reflexiones sobre la guerra Rusia-Ucrania que tanto preocupa (o debería de preocupar) a todos. Hace unos días, en Madrid, los países que forman parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, o sea la OTAN se han decidido por reforzar su capacidad de defensa y disuasión frente a la amenaza que representa Putin y en segundo lugar la mismísima China, precisamente por su cooperación con Rusia en estos tiempos difíciles. Hablando claro, eso significa simple y sencillamente que habrá una mayor militarización en Europa, no solo por parte de los 27 miembros de la comunidad, sino también desplegada por parte de Estados Unidos. Si esto pone (al menos a mi) los pelos de punta esperen, porque la cosa se pone peor.

La OTAN abiertamente acusa a China, voy a ser textual: “de intentar subvertir el orden mundial multilateral y erosionar malignamente a las democracias” ¡Gulp! Como ya se veía venir, la alianza crece con la inminente integración de Finlandia y Suecia. Se trata igualmente de amistarse con países que no están exactamente en el Atlántico norte, como Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda o Australia que fueron presencialmente a la reunión de esta semana en España, no más para que Pekín se de cuenta de como se están poniendo las cosas y como se están conformando los bloques. En Madrid, entre unos y otros se reunieron alrededor de 40 países democráticos (unos más y otros menos) que ya se muestran como una alianza para enfrentar al enemigo. 

Biden, a cuatro meses de las elecciones intermedias en su país, y con su popularidad a la baja, no perdió la oportunidad y anunció el aumento de efectivos y tropas de en Europa. USA tendrá una presencia mayor y permanente en países como Polonia, Reino Unido, Alemania, Italia, Rumania y en los países Bálticos.  ¡Que miedo! Se da por descontado que seguirá la ayuda y apoyo militar a Ucrania.

Como ustedes verán, no hay que ser un experto para saber que se avecinan tiempos terribles para toda la humanidad. Viendo lo que sucedió en el siglo pasado, pareciera como si existiera una maldición planetaria en la primera mitad de los siglos recién nacidos y todo se conjuntara para una conflagración de proporciones inimaginables. 

Dicen los verdaderamente conocedores del tema de las Guerras Mundiales del siglo XX, que el surgimiento de un líder maligno y sanguinario como Hitler y la fascinación que produjo en buena parte del pueblo alemán se derivaron de la catastrófica situación económica generada en este país por el Tratado de Versalles, que destruyó y aplastó anímicamente a los germanos. 

Putin, un tirano indolente con su enfermizo afán de poder, y Europa y Estados Unidos defendiendo primordialmente sus intereses económicos y políticos no son los mejores negociadores para buscar una solución pacífica a este conflicto que por lo pronto ya arrasó inmisericordemente con Ucrania. De seguirse el camino de la guerra, la devastación seguramente nos alcanzara a todos. En fin, el mundo está muy emputinado. Por lo tanto, la cosa va muy mal. 

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