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Opinión

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Financiamiento para impulsar el turismo rural en el sureste (I)

Como consecuencia de la disminución de la producción primaria y la alta dependencia de las importaciones entre 1940 y 1980, el gobierno federal, a través del Banco de México, empezó a buscar a finales de la década de 1960 estrategias tendientes a minimizar el impacto del desarrollo industrial en la balanza comercial, en la exclusión social y el desempleo.

Esta búsqueda permitió la creación de uno de los primeros 5 polos de desarrollo turístico en las costas mexicanas, iniciando la construcción de Cancún. Con ello se fomentó el turismo de sol y playa, buscando alternativas de inversión y empleo para atajar problemáticas derivadas de la baja producción agrícola, la afectación en la producción de henequén a causa de la industrialización creciente de polímeros y plásticos textiles, y el desempleo y otros problemas sociales de la región sureste del país.

Para lograr el avance de la actividad turística, la implementación de políticas públicas ha sido un factor determinante para la innovación, competitividad y mejora en la calidad de los servicios relacionados con el turismo, abriendo una oportunidad para el crecimiento económico en el país. Así, la industria turística se ha constituido como un eje transversal por su capacidad para ofrecer oportunidades de inversión que generen empleos, derrama de divisas, desarrollo de infraestructura de transporte, de conectividad, de comunicaciones y de proveeduría de alimentos.

Desde la década de los 80, turismo y servicios se perfilaron como la principal actividad económica de Quintana Roo, aprovechando los recursos turísticos y promoviendo la conservación de los recursos naturales. Con ello, en el 2005 el turismo se consolidó como el eje motor sobre el cual gira actualmente la economía del estado.

Desde la creación del polo turístico de Cancún y el desarrollo de la Riviera Maya, la economía del estado depende de esta actividad, lo cual ha generado una creciente necesidad de infraestructura y servicios para atender el turismo y al mismo tiempo, atender la alta demanda de la proveeduría de alimentos para el sector hotelero y restaurantero. Estas condiciones han abierto una oportunidad para impulsar con financiamiento proyectos de inversión turística en el medio rural y fomentar el desarrollo de las comunidades y la generación de empleos vinculados, entre otros, con la industria gastronómica y hotelera, a través de la proveeduría de alimentos.

Mañana hablaremos de la participación de entidades de fomento con gran experiencia en la formulación, desarrollo y financiamiento de proyectos en el sector agroalimentario y el medio rural como FIRA, que impulsan importantes estrategias y acciones para apoyar a pequeñas y medianas empresas y productores relacionados con los servicios turísticos en el Sureste del país.

*Juan Ramírez Cárdenas es residente estatal de FIRA en Quintana Roo / Bulmaro Sánchez, es agente de FIRA en la Agencia Cancún, Quintana Roo. La opinión aquí expresada es del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.

jramirez@fira.gob.mx

bsanchezp@fira.gob.mx

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