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Fracaso económico 2018 -2024
El gobierno del presidente López ha tenido ventajas extraordinarias en términos de remesas (que incluyen el dinero del narco), T-MEC, exportaciones a Estados Unidos, nearshoring, y diferenciales en tasas de interés. Sin embargo, la economía mexicana ha crecido en forma acumulada apenas 3.3% entre 2019 y 2023 – algo muy inferior a todos los gobiernos anteriores – incluso considerando los efectos de la pandemia. Tomando en cuenta el incremento en la población en este mismo período, el PIB per cápita se ha contraído 2.3%, es decir, los mexicanos somos, en promedio, ahora más pobres que en 2018. Esto contrasta con prácticamente todos los gobiernos desde 1988; en todos se incrementó el ingreso per cápita. Las inversiones extranjeras nuevas se han contraído (únicamente han crecido las reinversiones de utilidades). La recaudación fiscal en términos reales sólo creció 5.9% durante el periodo analizado. Sin embargo, el gasto gubernamental ha crecido casi 16 por ciento. Consecuentemente, para 2024, el déficit proyectado llegará a prácticamente 5% del PIB. Además de haberse saqueado los fideicomisos heredados de gobiernos anteriores, la deuda ha crecido, como porcentaje del PIB, de 35.9% en 2018 a 43.2% en 2024, manejable, pero con una preocupante tendencia explosiva. El resultado, es que el servicio de la deuda (intereses más amortizaciones) se dispara en 2024 a más de un billón de pesos, o sea, el 17% de todos los ingresos. Por su parte, el pago de pensiones del IMSS y del ISSSTE supera 1.5 billones de pesos en 2024, lo que aunado a las pensiones no contributivas (del “Bienestar”) alcanza en los hechos casi 2 billones de pesos, o 22% de todo el presupuesto público. Esto crecerá exponencialmente en los próximos años por el envejecimiento de la población, y pronto será insostenible.
A lo anterior, es preciso añadir los enormes rezagos que se han acumulado en estos años en materia de salud pública, al haberse destruido el Seguro Popular y el sistema de distribución de medicamentos, al estancarse los presupuestos mientras crece la población, y al quedarse en el periodo 2018 – 2023 cerca de 30 millones de mexicanos sin servicios de salud. El gasto en salud por parte del gobierno federal sólo llega al 2.5% del PIB lo que ubica a México en los últimos lugares en la OCDE y en América Latina en este rubro. En educación pública ocurre algo similar, en lo que el gobierno federal apenas gasta el 2.8% del PIB, sin tomar en cuenta que los estudiantes mexicanos han retrocedido en la prueba PISA de la OCDE y que la educación pública básica se puso nuevamente bajo control de mafias sindicales, habiéndose destruido todo el sistema de evaluación de la educación. Es preciso hacer notar que los programas de subsidios clientelares del régimen tienen un gasto incluso mayor que todo lo destinado a salud y educación, y que acaparan el 36% de todos los ingresos del gobierno federal. Mientras tanto, el gasto en seguridad pública (Orden Público y Seguridad Interior) ha sido recortado en más de 30% entre 2018 y 2023, en un escenario de capitulación del Estado, fracaso de la Guardia Nacional, entrega del territorio nacional al crimen organizado, y de niveles de violencia y criminalidad sin precedentes en la historia moderna de México.
En paralelo, se ha incrementado masivamente el presupuesto para las Fuerzas Armadas, lo que ahora incluye grandes negocios como trenes, aeropuertos, medicamentos, combustibles, bancos, línea aérea, aduanas, empresas turísticas, turbosina en aeropuertos, mantenimiento de carreteras, etcétera. Todo este complejo de negocios de las Fuerzas Armadas ha absorbido entre 2019 y 2024 casi 1.8 billones de pesos, cifra astronómica para cualquier conglomerado empresarial, recursos que se ejercen en total opacidad y discrecionalidad (por “seguridad nacional”) lo que es un caldo de cultivo inmejorable para la corrupción. Por su parte, el presupuesto para infraestructura física de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes ha caído 60%, y la inversión pública se ha concentrado en los proyectos improductivos y absurdos del régimen. A ello, deben agregarse más de 300 mil millones de pesos perdidos con la cancelación del NAIM en Texcoco, y el gasto anual en el pago de los bonos del NAIM. En Pemex, las pérdidas totales del Sistema Nacional de Refinación superan un billón de pesos en lo que va del gobierno del presidente López. En buena parte, por ello, este gobierno habrá despilfarrado entre 2019 y 2024 casi dos billones de pesos “rescatando” Pemex, con apoyos directos, reducción de impuestos (Derechos de Utilidad Compartida) y transferencias para amortizaciones de deuda, siendo que Pemex es la empresa petrolera más endeudada del mundo. En 2023 Pemex aportó en términos netos apenas el 1.2% de los ingresos del Gobierno Federal. No aportará nada neto al próximo gobierno. Será un pasivo financiero y una pesadilla fiscal para el próximo gobierno. Todo ello, y más, configura, en el contexto actual, un verdadero fracaso económico y una herencia tóxica para la nueva administración 2024-2030.
@g_quadri