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Opinión

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La México-Puebla y la inflación

No se le puede adjudicar al Banco de México como un fracaso que el subíndice de frutas y verduras del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) tenga un registro anual de 23.55 por ciento.

Más bien que Andrés Manuel López Obrador explique por qué ha renunciado a sus facultades de jefe de Estado y permite que un grupo con intereses particulares bloquee durante más de dos días la autopista México-Puebla y ahí se rompan muchas cadenas de distribución de alimentos y otros productos, lo que acaba por impactar la inflación.

A ver si este régimen tiene algún pretexto para justificar que productores agropecuarios de casi todo el país son víctimas de la extorsión, que tienen bien identificados a los delincuentes y que las autoridades, empezando por la federal, no hacen absolutamente nada.

La inacción de la autoridad ante el crimen organizado le cuesta puntos de crecimiento al Producto Interno Bruto y décimas a los índices inflacionarios y ahí sí nada puede hacer la política monetaria del banco central.

Más allá de los fenómenos meteorológicos, México es una economía abierta que puede cubrir faltantes de la producción local con importaciones, por lo que vale la pena poner atención a los precios internacionales de los alimentos para ver si coinciden con los aumentos en México.

Primero, los números de la inflación no subyacente en nuestro país y algunos subíndices.

La inflación volátil de México alcanzó un registro anual de 10.36%, mientras que la inflación central, la subyacente, tuvo un aumento en términos anuales de 4.05%, esto implicó una lectura del INPC de 5.57 por ciento.

Dentro de los precios más cambiantes, el subíndice de precios agropecuarios muestra un aumento de 13.72% y a su interior, frutas y verduras aquel 23.55%, todas mediciones anuales.

El índice de precios de los alimentos de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, mostró en julio pasado un nivel de -3.1% en comparación con un año antes y de -24.7% en comparación con su nivel máximo de marzo del 2022.

Hay pues una estabilidad en los precios de los alimentos, después de muchos trimestres complicados tras el final de la pandemia de Covid-19, pero en México no.

De acuerdo con algunos cálculos empresariales, el bloqueo de la autopista México-Puebla dejó más de 4,000 millones de pesos en pérdidas, muchas de esas en el sector agroalimentario que repercuten directamente en la inflación.

Puede sonar marginal para el tamaño de la economía mexicana y su impacto en la medición de precios nacional, pero si se suman todas las presiones derivadas de la falta de Estado de derecho, sí se pueden sumar algunos puntos adicionales y en las más diversas categorías inflacionarias.

La Junta de Gobierno tiene que cargar con las críticas de haber bajado la tasa de interés un cuarto de punto, a 10.75%, como lo decidió ayer y se arriesga a mandar una señal de debilidad a los mercados.

Pero también es cierto que los banqueros centrales, que ven la inflación subyacente en 4%, nada pueden hacer para que en este país pueda regresar el Estado de derecho.

No está en sus atribuciones mandar a la Guardia Nacional a respetar la ley a la autopista México-Puebla, quien debería hacerlo es este gobierno totalmente ausente.

La inacción de la autoridad ante el crimen organizado le cuesta puntos de crecimiento al Producto Interno Bruto y décimas a los índices inflacionarios y ahí sí nada puede hacer la política monetaria del banco central.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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