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La congestión vehicular degrada la calidad de nuestras vidas
TomTom es una empresa neerlandesa que fabrica sistemas de navegación para automóviles, motocicletas y teléfonos celulares.
Utilizando la información recabada por sus sistemas GPS alrededor del mundo, TomTom elabora cada año su Índice de Tráfico (IT).
El martes pasado, la empresa difundió su IT 2019 basado en información obtenida en 416 ciudades en 57 países, el cual “clasifica la congestión urbana en todo el mundo y proporciona acceso gratuito a información, ciudad por ciudad”.
Para medir el porcentaje de congestión de cada ciudad, TomTom calcula “la línea de base por ciudad analizando los tiempos de viaje de flujo libre de todos los vehículos en toda la red de caminos, registrados 24/7, 365 días al año”. Esta información también le “permite calcular, por ejemplo, cuánto tiempo extra pasará un conductor en el tráfico durante las horas pico”.
Así, por ejemplo, “un nivel de congestión de 53% significa que un viaje tomará 53% más de tiempo que durante las condiciones de base no congestionadas de esa ciudad”.
Las ciudades más congestionadas, de acuerdo con el IT 2019, son Bangalore, India, y Manila, Filipinas, (ambas con un nivel de congestión de 71%); Bogotá, Colombia (68%); Mumbai, India (65%); Pune, India, y Moscú, Rusia (ambas con 59%); Lima, Perú (57%); Nueva Delhi, India (56%); Estambul, Turquía (55%); Yakarta, Indonesia; Bangkok, Tailandia, y Kiev, Ucrania (con 53% cada una); México y Bucarest, Rumania (ambas con 52 por ciento). En todo el continente americano sólo Bogotá y Lima superan a la Ciudad de México.
Los habitantes de la CDMX, como los de cualquier otra ciudad con alta congestión vehicular, padecen: alta contaminación del aire, pérdidas de tiempo, retrasos, desgaste de sus vehículos, estrés, frustración y enojo que cada día producen más enfrentamientos entre conductores que a veces son letales, degradación de vecindarios, bloqueos a vehículos de emergencia como ambulancias y patrullas policiacas. En resumen: una degradación en la calidad de vida.
Un estudio difundido por el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) en septiembre pasado señala que “la congestión en 32 ciudades mexicanas cuesta 94,000 millones de pesos al año (...) En las 32 ciudades, cada persona pierde en promedio 100 horas adicionales en sus traslados al año”. El costo de la congestión en el valle de México fue de poco más de 47,000 millones en el 2018 y cada habitante perdió 146.45 horas de vida en el tráfico; 116.07 son las horas que perdieron los habitantes de Toluca, 114.18 los de Puebla-Tlaxcala, 113.36 los de Monterrey y 112.98 los de Acapulco.
Para resolver el problema, el Imco recomienda, entre otras cosas, que los gobiernos locales proporcionen “transporte público seguro, eficiente y limpio conforme a la proporción de usuarios”, construyan la “infraestructura para movilidad no motorizada” y hagan “que el transporte público sea financieramente sostenible, con descuentos para la población vulnerable”.
Hasta ahora nada indica que la solución del problema de congestión vehicular sea prioritario para los gobiernos locales o que alguno de ellos tenga los recursos necesarios para resolverlo, y bajo las actuales condiciones económicas pasarán décadas para que se vea y se sienta un cambio significativo.
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