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La decisión
Los distintos presidentes de países con gobiernos democráticos están dedicados a tomar decisiones constantes sobre temas que afectan la vida cotidiana de sus habitantes. Desde el tema fiscal hasta políticas de apoyo a distintos sectores, y por supuesto la indeclinable obligación de garantizar su seguridad, son asuntos que son acordados entre el primer mandatario, sus aliados e incluso una oposición que juega el papel de supervisora de la mayoría y que intenta al mismo tiempo obtener algún beneficio por su eventual colaboración.
Pero cuando no se ejerce el sistema de pesos y contrapesos en la estructura de poder, y el presidente en turno va ocupando más y más espacios hasta que cancela toda posibilidad de negociación con la oposición y luego con sus propios socios y equipo de colaboradores, entonces se ha llegado al momento cuando el gobierno de un solo hombre, un solo partido y una sola opinión sustituyen a la democracia por la dictadura como forma de gobierno.
Lo sucedido en la Venezuela de Chávez-Maduro es el ejemplo más dramático y catastrófico de la larga transición de una democracia al régimen autoritario que destruyó un país durante décadas. Pero la Hungría de Orban, la Rusia de Putin, los Estados Unidos de Trump como presidente y como candidato actual, representan una ruta actualizada de tránsito entre la democracia y el autoritarismo.
Y el México de López Obrador va en ese camino. Forzar una mayoría calificada en el Congreso para ceder todo el poder a la presidenta electa Claudia Sheinbaum, únicamente genera la expectativa de encaminar al país a una democracia iliberal, que en la práctica es la nueva presidencia imperial descrita por Enrique Krauze durante la hegemonía priista.
Un modelo de poder dual como el de AMLO-Sheinbaum, independientemente de los conflictos internos que pueda generar, representa la conformación de un nuevo régimen político para México. Sin Poder Judicial independiente ni organismos autónomos que controlen la aplicación de la ley, incluyendo al organismo electoral que le dio vida a la democracia mexicana, el INE, nuestro país camina lenta, pero firmemente, hacia un Estado iliberal en donde la democracia es un cascarón sin contenido como el del PRI del siglo pasado.
La decisión de un solo hombre y el poder acumulado a lo largo del sexenio, nos ubica dentro del marco de aquellos que utilizaron la democracia representativa como instrumento útil para su destrucción y su sustitución por la voluntad del caudillo y su necesidad de trascender su mandato. Claudia Sheinbaum será la heredera del rey vivo y poseedor de su enorme fuerza, o aquella que tarde o temprano entienda que la pluralidad política es un activo y no un estorbo para el ejercicio del poder.