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La guerra en Ucrania: una tragedia humanitaria
La guerra en Ucrania es una tragedia humanitaria. Hace unas semanas estuvimos en el frente de batalla y pudimos ser testigos del rastro de muerte, sufrimiento y destrucción que ha dejado una confrontación irracional.
Estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señalan que, desde febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania y desató el conflicto bélico, se ha registrado la muerte de más de siete mil civiles, incluyendo 438 niños, 30 mil soldados ucranianos y 145 mil soldados rusos.
El impacto de la guerra ha sido desgarrador, sobre todo para los niños de la guerra. Los menores padecen desnutrición y, por si eso fuera poco, son víctimas de acciones de violencia.
La muerte de sus padres no es su peor escenario, porque también están expuestos a torturas, secuestros, discriminación, abandono y abuso sexual. Su futuro se ve altamente comprometido y sin esperanzas.
Otro efecto devastador son los más de 11 mil civiles heridos. Todos ellos son víctimas de traumas y del estrés que les ha provocado estar expuestos a la violencia. Durante una guerra, las personas viven en constante amenaza, sienten que su vida siempre corre peligro y la de sus seres queridos, también.
La mente de la gente que vivió una guerra se desgasta de forma severa y puede alcanzar límites inesperados. Experimentar pesadillas e insomnio son los síntomas más leves, que pueden complicarse por el embotamiento emocional y los sentimientos de culpa. Incluso, pueden convertirse en un peligro para su propia integridad y la de otras personas.
Ni qué decir sobre la escasez y alza de precios de alimentos. La guerra ha interrumpido la producción y distribución de los productos básicos y millones de personas han sido sometidas por el hambre.
Huir de los territorios ocupados ha sido la única opción para la población. De acuerdo con el sitio web Statista, con 13 años recopilando datos de más de 150 países, casi siete millones de ucranianos han conseguido refugio en diferentes países de Europa a lo largo de dos años. Polonia y Alemania encabezan el ranking de países receptores de refugiados, con más de un millón de personas cada uno.
Para reconstruir las vidas de los millones de personas que han sido víctimas de la guerra, y que están sufriendo mucho, primero es necesario encontrar la paz.
Sin embargo, los especialistas reconocen que las instituciones multilaterales, como la ONU, la OTAN y el derecho internacional han mostrado su ineficacia.
La paz del mundo sigue pendiendo de un hilo, mientras la tecnología militar de algunas naciones crece aceleradamente, con presupuestos militares gigantescos.
Países como Irán, Corea del Norte, China siguen pensando que pueden usar la vía militar y hasta apretar el botón de la guerra nuclear, sólo para asegurar sus intereses de seguridad nacional.
Ni las presiones políticas ni la opinión pública internacional han impactado en el ánimo de las llamadas super potencias que insisten en mirar el mundo hacia abajo, con ese aire de superioridad que ha costado millones de vidas y la tranquilidad de las naciones.
No hemos aprendido nada. En el mundo no estamos viviendo la ausencia de violencia, lo que estamos presenciando es la ausencia del miedo a la violencia. No es un simple juego de palabras.
Cada día que pasa, más personas sufren y el futuro del pueblo de Ucrania se vuelve más incierto. Continuar con el conflicto bélico, sólo prolongará el sufrimiento y no resolverá los problemas de fondo.
La comunidad internacional tiene la responsabilidad de apoyar el proceso de paz, garantizar la seguridad y la estabilidad de la región de los Balcanes.