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Opinión

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La oportunidad de oro

México terminó el 2018 como la economía número 15 del mundo, según el Banco Mundial, mientras que la BMV cerró en la posición 27 de las bolsas de valores del mundo, de acuerdo con su marketcap, en concordancia con los datos de la World Federation of Exchanges. ¿Por qué una de las 15 economías más grandes del mundo no logra traducir su tamaño en el valor bursátil de su mercado accionario?

El valor de mercado de los valores enlistados en la Bolsa Mexicana de Valores representa 30% del PIB nacional, mientras que Bovespa, la bolsa referente de Brasil y más grande de Latinoamérica, representa cerca de 49% de su PIB nacional. Sin embargo, la razón de valor de mercado de una bolsa al flujo generado por la economía local no únicamente es mayor en el caso de Brasil, que supera en tamaño a México en ambos valores, sino también en economías y bolsas de menor tamaño en la región, como Chile (87%) y Perú (41%); y fuera de la región y en economías más desarrolladas, como la NYSE con un valor de 110% del PIB de Estados Unidos, y Corea del Sur con 88 por ciento.

El mercado de valores en México es muy pequeño para lo que debería ser, y uno de los factores más relevantes en esto es la poca cultura financiera que existe en el país.

La falta de cultura financiera que hay en México no es exclusiva de una clase social o sector de la población, es observable desde los jóvenes adultos que prefieren mantener sus ahorros en el banco o debajo de un colchón (con bajos o nulos rendimientos), a buscar opciones bursátiles para hacer crecer su patrimonio; hasta dueños de empresas grandes o crecientes siguen prefiriendo un financiamiento por medio de familia y amigos o pedir un préstamo al banco, que buscar un financiamiento usando una plataforma de financiamiento colectivo o una colocación de deuda pública.

La solución de este problema es irónicamente una inversión: una inversión social en la educación financiera. Y la respuesta, para que en 15 o 20 años veamos al sector bursátil mexicano en el lugar donde debería estar hoy, implica de manera obligatoria un cambio de paradigma entre nuestra juventud.

Un universitario que pierde el miedo a invertir sus ahorros en la bolsa de valores hoy es, sin duda, un futuro empresario que buscará el financiamiento bursátil para seguir expandiendo su empresa.

Tenemos una oportunidad de oro que debemos explotar sí o sí, y sin olvidar también que la educación financiera que debemos promover debe ser para todos, sin distinción de profesión o situación socioeconómica.

Sólo estaremos aprovechando realmente esta oportunidad si logramos que toda nuestra juventud, incluyendo aquellos sin una formación específica en el área financiera o de negocios, comprenda la oportunidad que tienen de formar parte del sector financiero desde diferentes frentes, y que una bolsa de valores no es equivalente a un casino.

El trabajo de instituciones como el IMEF, que se compone por agentes del sector empresarial y financiero y busca promover la educación y la inclusión desde su capítulo universitario, nos muestra que el trabajo es posible, pero todavía queda un camino extremadamente largo por recorrer.

Acciones como el reciente convenio entre el IMEF y Biva, así como entre el IMEF y BMV, tienen como objetivo promover una nueva cultura financiera, y muestran compromiso e interés por parte de grandes agentes del sector financiero para aprovechar esta oportunidad, mientras que los proyectos de las bolsas mexicanas para educar a la juventud por medio del Instituto Biva y la Escuela BMV lo reafirman.

Siendo estas acciones admiradas y reconocidas, la realidad es que es necesario todavía mucho más para llegar al monto necesario para que la inversión actual lleve al sistema bursátil mexicano a alcanzar su potencial.

Los jóvenes y adultos con una educación y conocimiento de la situación que componemos el sector financiero tenemos que promover y concientizar a nuestros compañeros de la oportunidad y la responsabilidad que conlleva nuestra posición, y tenemos que guiar al país hacia un mejor futuro para inversionistas y empresarios del mañana, y, con ello, un México mejor para todos.

(*) Vocal del Comité Técnico Nacional de Finanzas Corporativas del IMEF.

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