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La semántica del terrorismo
Políticos mexicanos de todos colores y niveles intentan definir términos como insurgencia y terrorismo desde los dichos de Hillary Clinton.
Algo curioso ha comenzado a pasar desde que la secretaria de Estado de la administración Obama, Hillary Clinton, tuvo a bien decir en una conferencia que impartió en el Council of Foreign Relations, un think tank estadounidense, que el crimen organizado en México comenzaba a parecer insurgencia .
Desde ese momento, políticos mexicanos de todos colores y niveles se han tomado el asunto personal. Todos opinan, todos tratan de definir términos como insurgencia y terrorismo en un afán por convencer a la opinión pública de que no estamos frente a fenómenos de ese tipo.
Realmente no estoy segura de que entrar en esas discusiones semánticas sea bueno o malo en sí mismo. Me parece que, en todo caso, eso es lo de menos. Lo que creo que es dañino -muy dañino- para la sociedad civil, es que deslindar sus acciones u omisiones de gobierno a través de este impulso por definir con exactitud el fenómeno que estamos enfrentando en México se convierta en el centro de sus preocupaciones.
Un ejemplo: el domingo pasado en el Municipio de Guadalupe, Nuevo León, estalló una granada que hirió a 14 personas, entre ellas a varios niños que estaban con sus familias en la plaza principal de la cabecera municipal. A pocos les cabría duda de que estas personas fueron víctimas de un acto de terrorismo.
Más aún, uno pensaría que las autoridades serían las primeras en reconocerlo. Pues no resulta que la cosa no es tan fácil. En entrevista, el procurador estatal Alejandro Garza y Garza, dijo que la granada que había explotado en la plaza pública no fue terrorismo . Y lo dijo sin tener a un solo detenido que pudiera rendir testimonio sobre la intención del atentado.
En un ejercicio francamente ridículo de semántica el funcionario dijo que una de las razones por las que no podíamos habar de terrorismo era que la granada no fue aventada a donde estaba la gente, ellos se acercaron al artefacto .
Hmm ¿Lo que el procurador quiere decir con esto es que si las víctimas no se hubieran acercado a la granada como dice el funcionario que lo hicieron entonces sí podríamos hablar de que fueron víctimas de un acto de terrorismo? ¿Qué clase de lógica es ésa? Y, además, ¿a quién le importa? A las víctimas no, eso me queda claro.
Finalmente y repito sin tener un solo detenido que respalde sus dichos, el procurador dijo que el granadazo no era un acto terrorista porque en realidad lo que buscaba era generar espacio ante los medios de comunicación para desprestigiar los logros que se han obtenido por parte de las autoridades , es decir, publicidad. ¿Y qué no todos los actos terroristas buscan precisamente eso?
Como el Procurador de Nuevo León hay muchos que, cada vez más frecuentemente, consciente o inconscientemente, buscan enredarnos en un juego semántico que en poco ayuda a la lucha común contra el crimen y que, de paso, deja a las víctimas en un lugar en el que no merecen estar.
Si, como dicen, la participación de la ciudadanía es crucial para enfrentar la violencia del narco y demás grupos de crimen organizado, ¿no deberían comenzar por no regatear nada a las víctimas? ¿No sería eso mejor que discutir infructuosamente si un granadazo es o no terrorismo ?
afvega@eleconomista.com.mx