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Opinión

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Las democracias

Los principios fundamentales de una democracia moderna son la vigencia del Estado de derecho, los contrapesos políticos y la posibilidad real de una alternancia en el poder. El respeto a la pluralidad y el reconocimiento de la legitimidad de todos aquellos que compiten por el voto de la ciudadanía, son elementos fundamentales para hacer realidad el funcionamiento cotidiano de la democracia.

Y es esta incertidumbre que provoca la competencia entre iguales, lo que provoca un desencanto entre una sociedad que asume a priori que democracia es sinónimo de desarrollo económico y justicia social. La ausencia de estos dos factores genera la expectativa de que un régimen autoritario y un líder carismático capaz de convencer a una masa significativa de votantes, es la solución mágica para resolver todos los problemas de un día para otro.

Así que después del fracaso de los gobiernos militares como alternativa viable, la instrumentación de la llamada democracia iliberal apareció en este siglo como posibilidad autoritaria sin la necesidad de recurrir a las fuerzas armadas. Liderazgo mesiánico que redime a los oprimidos, combinado con la ausencia de equilibrio de poderes, persecución de opositores y periodistas profesionales y con elecciones sin condiciones de equidad para los participantes.

La utilización de las libertades y garantías de la democracia moderna para acceder al poder y desde ahí reducirla a la simulación iliberal, ha tenido éxito en numerosos países y en ninguno de ellos ha logrado resolver los problemas básicos de pobreza, desigualdad social y aplicación de las leyes.

Los Estados democráticos son capaces de resolver sus diferencias entre sí sin la necesidad de utilizar la violencia. De hecho a lo largo de la historia es prácticamente imposible encontrar un conflicto bélico entre dos democracias. Los hay entre una democracia y un régimen autoritario o entre naciones dominadas por autócratas.

Y a pesar del desencanto que persiste en amplios sectores porque los beneficios de las democracias no llegan a todos los sectores sociales, son estos los países que mejor calidad de vida han conseguido y a donde se dirigen los millones y millones de personas que huyen de aquellos gobiernos autoritarios que únicamente han traído más pobreza desigualdad y muerte.

Lo único que una democracia no puede permitirse, es ser desmembrada por aquellos que en su nombre han hecho trizas las instituciones que la sostienen. Este es el dilema al que nos enfrentaremos el próximo 2 de junio.

X: @ezshabot

                        

 

Ezra Shabot Askenazi es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Analista político y catedrático universitario con 22 años de trayectoria en la UNAM. Como académico ha sido jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Jefe de Planeación Académica en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán.

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