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Opinión

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Las mujeres, las perdedoras del ingreso en el hogar

La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) que elabora el Inegi es uno de los instrumentos de medición económica más valioso del que disponemos, porque además de desenmascarar el juego estadístico de los “otros datos”, da más luces sobre los sectores sociales donde hay más vulnerabilidades.

Ayer el Inegi publicó un agregado a la ENIGH 2022 de julio pasado con una actualización con datos estacionales sobre cómo se distribuye a lo largo del año el ingreso y gasto de los hogares.

La información desagregada de esta encuesta, levantada en casi 51,000 viviendas del país a lo largo del 2022 aporta información valiosa sobre cómo se recomponía la economía mexicana, desde el microuniverso de los hogares, tras las restricciones impuestas por el confinamiento por la pandemia de Covid-19.

Uno de los elementos que más destaca tiene que ver con los efectos que tuvo el confinamiento entre la población femenina de nuestro país.

La población mexicana, a diferencia de muchas sociedades del mundo, no contó con ningún apoyo gubernamental para sobrellevar la crisis. Y a pesar de que la orden era quedarse en casa para evitar contagios, básicamente la población masculina tuvo que salir a la calle a buscar el sustento.

Ese efecto se ve con mucha claridad en las diferentes mediciones económicas de los años 2020 y 2021, pero para el 2022 aparecían las secuelas de que las mujeres se tuvieron que quedar en casa, muchas tuvieron que renunciar a sus empleos para cuidar a la población más vulnerable como niños y adultos mayores.

De acuerdo con datos comparativos de estos ejercicios del Inegi, al inicio del 2020 16.6 millones de mujeres mayores de 15 años no trabajaron ni buscaron algún empleo. Para el arranque del 2022 la cifra aumentó a 17.9 millones de mujeres que se quedaron en casa.

Las empresas y sus trabajadores, abandonados por su gobierno en plena pandemia, reportaron la pérdida de más de 12 millones de empleos, de los cuales, al cierre del primer semestre del 2020, 63% eran plazas ocupadas por mujeres y 37% por hombres.

El 2021 trajo una recuperación significativa de puestos de trabajo para las mujeres. Sin embargo, los niveles salariales para esas contrataciones fueron inferiores a los promedios previos y definitivamente menores a los niveles salariales de los hombres. 

En el 2022, de acuerdo con estos últimos datos publicados, la brecha salarial estuvo muy lejos de cerrarse. La ENIGH Estacional reporta una diferencia salarial promedio entre hombres y mujeres de 43.1%, esto es 14,628 pesos menos por trabajos similares.

Hay claramente una mala práctica del sector privado al momento de contratar por género, pero también la falta de respaldo gubernamental para millones de mujeres les impide tener un mejor punto de negociación de sus condiciones laborales.

Si se mantuvieran las estancias infantiles, si no se hubieran eliminado las escuelas de tiempo completo, si las mujeres violentadas tuvieran refugios seguros y no tener que soportar maltratos de todo tipo por tener dónde vivir, seguro que tendrían mejores condiciones de igualdad para negociar, de exigir un ingreso equitativo y no aceptar como prestación atender a sus hijos que dejaron de recibir esos apoyos gubernamentales.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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