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Los riesgos para la 4T en los próximos meses
Los datos que publicó ayer 7 de diciembre, el Inegi sobre la Inversión Fija Bruta y el Consumo Privado para el mes de septiembre apuntan a lo expresado por el gobernador del Banco de México a fines de noviembre en el sentido de que la recuperación de la economía mexicana dependerá en gran medida de nuevos estímulos fiscales que se instrumenten en Estados Unidos y del crecimiento del PIB de ese país. Lo anterior lo comento porque el comportamiento del consumo y la inversión nos indican que la recuperación de la demanda interna está perdiendo ímpetu.
Por un lado, el consumo interno, si bien creció a una tasa de 2.2% respecto a lo observado en agosto, lo hizo por debajo del consenso de los analistas que se ubicaba alrededor de 3 por ciento.
La inversión fija bruta mostró una reducción respecto al mes previo, de 2.9%, lo que la coloca con una caída de 18% frente al dato de septiembre de 2019.
No se trata de aguarle los pronósticos al gobierno, pero sí de resaltar que la recuperación que se ha venido observando en la economía mexicana se explica en gran medida por el sector externo, y ahí está un riesgo importante, particularmente en este cierre del año y los primeros meses de 2021. Los contagios del Covid-19 en Estados Unidos se han intensificado en las semanas recientes y cada vez se incrementa la probabilidad de que la economía de nuestro vecino del norte entre en una etapa caracterizada por una disminución en el ritmo de la recuperación, lo que pasaría factura a la economía mexicana.
Lo anterior se inscribe en un nuevo episodio de la actual administración para evitar asumir un rol más activo para hacer frente a la pandemia del Covid-19, particularmente en esta etapa de intensificación de los contagios.
Ayer el presidente López Obrador insistió en su postura basada en el supuesto de que el pueblo de México es muy educado, muy responsable, por lo que reiteró su posición de sugerir simplemente que nos cuidemos.
El problema de este enfoque es que asume que la población cuenta con información perfecta sobre los riesgos y sobre las mejores medidas para hacer frente al Covid. Lamentablemente ese es un supuesto demasiado débil, sobre todo cuando hemos visto a un presidente renuente a recomendar con determinación el uso del cubrebocas. La tímida recomendación desde la presidencia es que tratemos de no salir si no es indispensable, combinado con una especie de mensaje alentador de que “tenemos camas, hay ventiladores”.
A pregunta expresa de una reportera al presidente López Obrador sobre si apoyaría que la Ciudad de México regrese al semáforo rojo, simplemente respondió que no es necesario. Pareciera que le apanica la idea de que el país se vea expuesto nuevamente a un freno de las actividades económicas. Queda un dejo de que en la 4T se prefiere apostar a que los contagios y los fallecimientos no crezcan de manera significativa, a cambio de no frenar la recuperación de la economía sobre todo de cara a las elecciones que tendrán lugar en junio de 2021. Es una apuesta no solo demasiado riesgosa, sino peor aún, una apuesta que pinta a un gobierno muy alejado del perfil humanista que ha querido machacarnos en estos dos años.
Así que con la economía aún padeciendo un cuadro de anemia y una estrategia de salud carente de la lógica humanista que se ha publicitado, no sería nada extraño que en el primer semestre de 2021 veamos a una 4T en crisis.