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Opinión

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McCartney III y la constante experimentación de Paul McCartney

Foto: Reuters

Cuando la pandemia puso al mundo en cuarentena y obligó a todos al encierro, Paul McCartney estaba en el estudio grabando solo, sin una banda de acompañamiento u otro músico para rebotar ideas. Estaba en el estudio, registrando en cinta una idea musical, un verso o, tal vez, un coro, mientras tocaba cada instrumento de cada composición que iba surgiendo en ese espacio de creación. Paul McCartney ya había hecho este experimento musical. La primera vez ocurrió entre finales de 1969 y 1970, en medio de la separación de la banda de pop más importante del siglo XX. En aquel momento McCartney se recluyó en el estudio de grabación que había instalado en su casa, donde el ex Beatle compuso las canciones y tocó todos los instrumentos de lo que conformaría el álbum intitulado simplemente McCartney I

El álbum, lanzado el 15 de abril de 1970, se publicó unos días después de que McCartney confirmara su salida del cuarteto de Liverpool y fue la primera demostración de lo que podía lograr el propio McCartney alejado del fantasma de su pasado. McCartney I era una declaración estética, artística y musical y representaba también una clara separación del matrimonio musical que mantuvo con John Lennon, George Harrison y Ringo Starr. Canciones como “The Lovely Linda”, “Junk”, o “Maybe I’m Amazed” reflejaban las brillantes melodías que McCartney tenía guardadas y que ya no encontraban cabida frente a las composiciones que The Beatles habían plasmado entre las sesiones de Abbey Road y Let It Be. Aunque algunas de las maquetas de estas canciones ya rondaban los ensayos del grupo y se pueden encontrar en las Antologías de los Beatles.

Diez años después, McCartney repitió el mismo proceso. Tras la separación de Wings, la banda que conformó durante los años setenta con su esposa Linda y Denny Laine y que lo convirtió nuevamente en una superestrella, McCartney volvió a recluirse en el estudio e hizo el disco más experimental de su carrera. McCartney II mostró a un artista que volvía a encontrarse en una encrucijada musical en busca de una nueva dirección. Aquí vimos a McCartney explorar otros terrenos, incorporando sintetizadores y sampleos y buscando inspiración en el post punk, el krautrock y el electro, géneros que se mezclaban dentro de esas melodías únicas marca Macca.

Cuarenta años después, McCartney se encontró en el estudio de grabación repitiendo el mismo experimento. En esta ocasión no había que lamentar la separación de ninguna banda, pero en medio del confinamiento, McCartney se halló en el estudio de grabación con mucho tiempo libre y nuevamente repitiendo el proceso para registrar la música que conformará su decimoséptimo álbum solista que se llamará McCartney III y que se lanzará el 11 de diciembre bajo la disquera de Jack White: Third Man Records.

El proceso que inició Paul McCartney en su primer disco solista ha sido un método que ha estado permanentemente claro en su forma de trabajar en estas cinco décadas. Plasmar una idea sobre la cinta y sobre eso construir el resto de la canción. Con McCartney I, Paul McCartney demostró por primera vez que siempre ha sido un artista que está en constante exploración musical, algo que se ha reflejado en su extensa obra musical y hasta en las colaboraciones recientes con artistas tan diversos como Dave Grohl (Foo Fighters), Josh Homme (Queens of the Stone Age) o hasta Kanye West. Y aunque este año lanzó una espléndida reedición de su álbum de 1997, Flaming Pie, es claro que McCartney no necesita seguir anclado a la nostalgia y sigue teniendo el mismo espíritu curioso.

A sus 78 años, el ex Beatle sigue haciendo música emocionante y continúa trabajando con nuevas tecnologías para hacer sus experimentos sonoros. De alguna manera, McCartney sigue rechazando esta interpretación de que es un artista en busca de algo nuevo. “Cuando era niño, todo lo que quería hacer era conectar una guitarra a un amplificador y subir el volumen para captar esa emoción... y eso sigue ahí”, dijo a la revista Loud And Quiet. “No es tanto que esté buscando algo nuevo, más bien estoy buscando algo que hacer para mantenerme fuera de las calles”. 

antonio.becerril@eleconomista.mx 

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Coordinador de Operaciones Online. Periodista. Desde el 2019 escribe la columna semanal sobre música “Mixtape” en El Economista. Ha sido reportero de tecnología y negocios, startups, cultura pop, y coeditor del suplemento de The Washington Post y RIPE.

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