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México y su deuda
La medalla económica que presume más el presidente Andrés Manuel López Obrador es que no se ha endeudado.
La menciona frecuentemente y la utiliza como un diferenciador respecto de los gobiernos neoliberales.
Por su parte, el responsable de las finanzas públicas, desde junio del 2019, Arturo Herrera enarbola como su principal logro las finanzas públicas sólidas y un nivel de deuda estable. No nos hemos endeudado, asegura el secretario de Hacienda, aunque reconoce que el valor de la deuda sí ha aumentado por la depreciación del peso y la caída del Producto Interno Bruto (PIB).
Esa política de no endeudamiento es muy probable que hubiera sido aplaudida en una circunstancia distinta.
Pero en el contexto de la pandemia y la recesión económica más cruda de la historia, ha sido cuestionada porque no protegió e impulsó al sector productivo.En consecuencia, sostienen el FMI, Moody´s y otras instituciones, el impacto al crecimiento económico, el empleo, los ingresos y el número de empresas que quebraron, fue mayor. Y la recuperación será más lenta.
Y aunque, como afirman el Presidente de México y el Secretario de Hacienda, el gobierno mexicano no solicitó deuda más allá del techo de endeudamiento que autorizó el Congreso de la Unión, la deuda hoy es mayor.
La deuda se elevó en 10 puntos porcentuales, al pasar de 44.8 a 54 por ciento.Así entonces el problema de la deuda se origina más que por una mayor solicitud de deuda, por la profunda caída que registró el PIB y la depreciación cambiaria.
Lo que sí es de reconocerse es que el equipo hacendario ha hecho todo lo que está a su alcance para refinanciar la deuda; ampliar los plazos de vencimiento y reducir su costo.
En esta tarea, ha sido fundamental el trabajo del subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio.
En lo que va del sexenio el gobierno mexicano ha realizado un total de 14 operaciones de reestructura de deuda en el mercado interno y externo que le han permitido ajustar el plazo de pago y mejorar la tasa de interés.
El constante monitoreo de los mercados y la confianza de los inversionistas en México, le ha permitido al equipo hacendario, realizar refinanciamientos para mejorar el perfil de vencimientos de la deuda y el costo, además de diversificar y ampliar la base de inversionistas.
Uno de los objetivos de este gobierno es reducir el porcentaje de deuda respecto al PIB y disminuir su costo financiero.
La estrategia de financiamiento de Hacienda busca evitar rebasar el techo de endeudamiento autorizado por el Congreso.
El objetivo de la estrategia es acceder al financiamiento al menor costo posible mediante dos programas.
El programa de emisiones en pesos, en el cual se tiene la mayor parte de de la deuda, ya que México a diferencia de otros países de la región, tiene un mercado doméstico mucho más desarrollado.
El otro programa es el de colocación de bonos en mercados internacionales, sobre todo en dólares, euros y yenes.
Desde julio del 2019 a la fecha Hacienda ha llevado a cabo de manera proactiva diversos ejercicios de manejo de pasivos que han contribuido a reducir significativamente las amortizaciones del portafolio de deuda programadas entre 2021 y 2023.
Las amortizaciones de deuda externa en virtud de las operaciones de refinanciamiento se han reducido en 81% para el 2021; 75% para el 2022 y 36% para el 2023.
Es cuestionable que no se haya incurrido en una mayor deuda para amortiguar los efectos de la crisis en el sector productivo, pero de lo que no cabe duda es que Hacienda ha realizado un buen trabajo en el refinanciamiento de la deuda.
La mayoría de los analistas coincide en que la caída y la recuperación de la economía habrían sido menores si el gobierno hubiera destinado programas fiscales de apoyo más robustos. Lo que está pendiente es el crecimiento económico para abatir la proporción del tamaño de la deuda respecto del PIB.
En la medida en que se retrase la recuperación de la economía, en la misma medida tardará en disminuir el tamaño de la deuda.