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Opinión

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Migración irregular y fentanilo, los dolores de cabeza entre México y Estados Unidos

El problema migratorio no cesa en las fronteras entre México y Estados Unidos. Los meses pasan y los acuerdos entre ambos países para contener y regular el tránsito de cientos de personas que diariamente buscan llegar a la frontera mantiene una constante, vulnerando su seguridad y poniendo en riesgo su vida.

Para tener un panorama más amplio de la dimensión del problema, en la una audiencia sobre riesgos inminentes a los Estados Unidos denominada “Amenazas mundiales a la Patria”, celebrada el 15 de noviembre en la cámara de representantes, en la cual participó el Secretario del Departamento de Seguridad Alejandro Mayorkas, los congresistas de ambos partidos destacaban que entre los focos rojos que amenazan la seguridad de los Estados Unidos destacan: la guerra en medio oriente, los aumentos de discurso de odio, la ciberseguridad y los migrantes irregulares en la frontera.

Así los puntos de atención en la agenda americana se concentran con respecto a México, en el aumento de tráfico de drogas -fentanilo- y el incontrolable flujo migratorio, que se le reclama al gobierno de Joe Biden. Desde el mes de mayo hasta la fecha, se han detenido aproximadamente 380,000 migrantes irregulares, de acuerdo a los informes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en Estados Unidos (ICE). En este sentido, autoridades fronterizas aseguran que aproximadamente 1.8 millones de inmigrantes irregulares se han logrado fugar de manera irregular, tras ingresar a los Estados Unidos por la frontera el último año. 

Así mismo, las autoridades estadounidenses dieron a conocer, que al menos 169 personas durante el año fiscal que cerró en el mes de septiembre fueron interceptadas, las cuales se encontraban en la lista de vigilancia de terroristas, lo cual, reconoció el Director del Departamento Federal de Investigaciones (FBI) Christopher Wray es un problema de alta importancia para el país, ya que como refirió, cuando existe un grupo de personas de las cuales no se tiene suficiente información, puede representar un gran problema para el país. Esto implica que las políticas de seguridad migratoria oscilen entre una detección temprana que pueda garantizar que las personas que busquen ingresar a los Estados Unidos, lo hagan por la vía legal, ya que de conformidad a la ley sobre seguridad fronteriza e inmigración en el gobierno de Biden, solicitar asilo en la frontera es legal, el problema es el tiempo de respuesta y las condiciones de sobrevivencia de miles de personas que diariamente esperan una cita o respuesta por parte del gobierno americano.

El problema así entre agendas de seguridad de ambos países crece, debido a las nuevas formas de burlar el sistema migratorio de vigilancia, y los problemas de aumento de tráfico de sustancias ilegales, que inevitablemente implican una agenda compartida cada vez más compleja entre ambos países. En este sentido, en los últimos dos años, de conformidad a información dada a conocer por el director del FBI, se incautó suficiente fentanilo para matar, aproximadamente a 270 millones de personas. Pareciera ser que, en los últimos años, el tráfico de fentanilo y la migración irregular se convierten en un mismo problema, que inevitablemente será tratado desde una visión más criminal que humana, si ambos países no buscan en la medida de lo posible responsabilizarse de lo que les toca para desarrollar tratamientos y miradas distintas al complejo problema migratorio, y al del de tráfico de sustancias ilegales. El problema migratorio, desde una visión humanitaria y el tráfico de sustancias ilegales desde una visión de consumo y tratamiento de redes de corrupción internacional y transnacional. No se auguran buenos presagios por ahora en el horizonte.

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